(ANSA) - RABAT , 5 FEB - Se estima que unos 80.000 niños y
niñas son empleados para cumplir tareas domésticas y de
servidumbres en casas de familias acomodadas en Marruecos, todos
en edades que van de los 8 a los 15 años, algo bastante usual
pero que está desatando controversias. Los pequeños son empleados en casas de gente pudiente, a
cambio simplemente de alojamiento y comida, lo que está
desatando algunas crecientes críticas de sectores progresivos y
entidades defensoras de los derechos humanos. Incluso, existe un proyecto de ley que está siendo examinado
por el Parlamento marroquí, para que se regule esta antigua
forma de esclavitud, y que asegura que sólo jóvenes de entre 16
y 18 años de edad realicen esas tareas. Los menores, en su mayor parte, provienen de familias muy
pobres, que difícilmente puedan asistir a la escuela y muy a
menudo terminan siendo analfabetos. Los padres confían en las
familias acomodadas, pues colocando a sus hijos allí aligeran su
ya escaso presupuesto familiar y asegurar para los menores al
menos un pequeño plato de sopa caliente. El fenómeno está muy arraigado en el país, sobre todo en
pequeños pueblos rurales, donde hay una alta tasa de
analfabetismo. Ahora la ley número 19.12 es un proyecto que nace con la
intención de poner en evidencia esas prácticas y regular el
trabajo doméstico. Organizaciones locales e internacionales,
como UNICEF, se están movilizando para exigir al menos que se
fije la edad mínima de los trabajadores en los 18 años. Las cifras del fenómeno son impactante. De acuerdo con el
colectivo de asociaciones que lucha por la defensa de los niños,
los menores empleados en Marruecos como personal de
mantenimiento y servidumbres en casas de familias pudientes
sería de entre 60 y 80 mil. Obligados a trabajar para sobrevivir, soportan las
condiciones de vida degradantes que no corresponden a su edad e
incluso a su capacidad física o mental, denuncian las ONGs. También, de acuerdo con esas asociaciones, 30 por ciento de
estos niños nunca han ingresado a un edificio de la escuela. El
49 por ciento dejó la escuela en los primeros años, el 38 por
ciento de ellos, entre los 8 y 12 años de edad y por lo tanto
entran tan sólo al primer ciclo de la educación. Un 62 por ciento pertenecen al grupo de 13 a 15 años, sólo el
21 por ciento sigue en algún contacto con escuelas, aunque de
vez en cuando y de forma intermitente asisten a clase. Los datos relativos a las familias de origen indican que el
47 por ciento se clasifican como hogares pobres, 28
extremadamente pobres, el 16 por ciento son familias en
situación irregular. Además, el 94 por ciento de sus madres y el
72 por ciento de sus padres son analfabetos. En relación a las familias que reciben a los pequeños
"esclavos", el 54 por ciento se ubica entre las clases medias y
20 entre las más ricas. De esos "amos", el 53 por ciento son
madres y 68 son padres que tienen un título de educación
superior, tan sólo el 5 por ciento es analfabeto. "A puertas cerradas, estas niñas son sometidas al servicio y,
a veces a los caprichos de sus amos; a menudo se ven privados
del afecto y la protección de los padres, de la crianza y la
educación familiar, sufren de malnutrición o incluso de hambre,
y suelen estar sujetos a todas las formas de violencia y abuso
psicológico, físico e incluso, a veces, sexual", denuncian las
entidades defensoras de los derechos humanos. El código laboral de Marruecos no es suficiente para poner
las cosas en orden, de ahí la necesidad de una ley especial,
ahora en el Parlamento, para proteger a los niños; pero nada
garantiza que se apruebe, pues ya incluye muchas controversias.
YE5-ADG/ACZ
05/02/2016 17:59
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