Por Alessandra Magliaro
(ANSA) - ROMA, 8 FEB - Mientras Europa se dividía sobre las
cuotas de refugiados, países como Hungría levantaban muros y
otros como Dinamarca confiscaban los bienes de los solicitantes
de asilo, hay quien en estos meses de éxodo bíblico ha abierto
sus casas para acoger a niños, mujeres y hombres que huían de la
guerra y del terror. Pescadores, jubilados, maestras, amas de casa, 'ordinary
people', habitantes de las islas griegas o voluntarios que han
acudido allí para ayudar a quien escapaba de la muerte: a estos
"héroes", seguramente a su pesar, cerca de 650.000 personas
quieren dar este año el premio Nobel por la Paz -como ya ocurrió
en 2014 a los ciudadanos de la isla italiana de Lampedusa- y han
firmado una petición para ello. "Qué he hecho? Si no he hecho nada", dijo Emilia Kamvisi, de
85 años, cuando supo que podría ser candidata al prestigioso
galardón. Junto a dos amigos, de 89 y 85 años, Emilia fue
fotografiada el pasado otoño (boreal) mientras daba el biberón a
un pequeño sirio.
Cuatro meses después, según indiscreciones recogidas por
medios internacionales, como The Guardian, el suyo era uno de
los nombres indicados para el Nobel, representando
simbólicamente la valentía y la humanidad de los griegos en la
ingente crisis de los refugiados. Y es que, más que las islas en su globalidad, las que son
oficialmente candidatas al premio son las asociaciones locales y
ciudadanos individuales: la candidatura -firmada en primer lugar
por el arquitecto cretense Alkimi Papadaki- ha sido titulada
"Premio Nobel por la Paz para los isleños griegos". Además de Emilia, figura Stratis Valiamos, de 40 años, un
pescador de la isla de Lesbos. "Ellos no van a Alemania o Suecia
de vacaciones, nadie quiere abandonar su casa y echarse a la
mar", dijo el hombre que ha salvado una infinidad de inmigrantes
que estaban ahogándose en mar abierto. "No me olvidaré nunca de un niño, tendría tres o cuatro años,
flotando en el agua, se había ahogado", relató. "Yo quería
recogerlo, no quería que se quedase en el agua, pero el mar
estaba agitado y el cuerpo a veces estaba al alcance de la mano
y con la ola sucesiva desaparecía, y al final no pude". Como él, Emilia Kamvisi ha ayudado en estos meses a numerosos
refugiados a encontrar reparo. A la anciana, hija de refugiados,
ver cada día la misma escena en las costas de Lesbos le ha
recordado su infancia bajo la ocupación nazi. El ministro griego de Inmigración, Yiannis Mouzalas, afirmó
que la iniciativa tiene todo el apoyo del gobierno de Atenas.
En octubre se anunciará el ganador del premio. En tanto, en la plataforma de peticiones online Avaaz.org, el
objetivo por alcanzar a corto plazo es lograr las 700.000 firmas
para hacer presión y postular a todas estas personas valientes,
muchas de las cuales ancianas, que a diario ayudan a los
refugiados que llegan a sus costas.
Rectores de las más prestigiosas universidades del mundo,
Harvard, Princeton, Oxford han escrito y enviado el primero de
febrero la carta de candidatura a la organización noruega del
Nobel para nominar este año a los habitantes de Lesbos, Kos,
Chios, Samos, Rodi y Leros. Sería no solo un premio símbolo a quien no ha dudado en
salvar y ayudar a los miles de refugiados, sino también un
potente mensaje, más allá de la política: compasión y valor,
empatía y sacrificio, pero sobre todo, humanidad. Son abuelas que han abrazado a niños atemorizados para
ayudarles a dormir, mientras profesores, estudiantes, jubilados
han pasado meses ofreciendo comida, mantas y demás bienes de
primera necesidad a los refugiados naufragados en esas costas,
se lee en la petición.
(ANSA).
Y8K/ACZ
08/02/2016 18:23
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