Por Paolo Levi
(ANSA) - PARIS, 7 MAR - Las labores de desmantelamiento del
campamento de Calais retomaron esta mañana, cuando Sogéa, la
empresa encargada por el Estado para demoler las tiendas y
precarias cabañas en la parte sur de "la Jungla", regresó al
lugar con excavadoras y martillos. En una mañana gélida, con el campamento emblanquecido por el
aguanieve, unos 50 inmigrantes bloqueados en una zona acordonada
asistieron a las operaciones. "Países europeos, ¿dónde están vuestros derechos humanos?".
"No destruyan nuestros espacios de vida": estaba escrito en
algunos carteles mostrados por los exiliados en el día de la
cumbre Unión Europea-Turquía en Bruselas. Un grupo de niños intentó ofrecer rosas blancas a las fuerzas
del orden, pero los agentes no se movieron. Desde el pasado lunes, en la parte sur del campamento ya han
sido desmanteladas más de 2 hectáreas de las 7,5 totales. Mientras, a unos 40 kilómetros de distancia, fue inaugurado
hoy el primer campamento humanitario de Médicos Sin Fronteras
(MSF) en el territorio de Francia. Construido respetando las normas establecidas por el Alto
Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), la mini-aldea
para inmigrantes de Grande-Synthe está compuesta por 220 cabañas
de madera, aisladas del frío. Tras meses de duras negociaciones, MSF y el alcalde, Damien
Carême, lograron arrancar una autorización de París, si bien el
Estado no ha querido desembolsar ni un centésimo. De los 2,7
millones de euros de gasto, 2 millones salieron directamente de
las arcas de MSF, el resto del ayuntamiento. Según Carême, se esperaba la llegada de 600-800 inmigrantes
para hoy y el traslado debería durar al menos tres días. El
objetivo, en perspectiva, es construir 375 cabañas, con una
capacidad total de 2.500 puestos. El campamento de MSF responde a todos los parámetros
internacionales, con servicios sanitarios, corriente eléctrica,
cocina colectiva, iluminación pública y ni una barrera.
Contrariamente a los centros provisionales de acogida que el
Estado ha puesto a disposición de los inmigrantes en Calais y en
otros lugares de Francia aquí no es necesario registrar las
huellas dactilares o someterse a rígidos controles.
En tanto, en París, cerca de 500 personas entre comerciantes
y empresarios de Calais lanzaron un grito de alarma sobre la
situación económica de la ciudad. Se trata, a su juicio de una crisis debida a los inmigrantes.
El cortejo, que llegó a la capital a bordo de autocares,
manifestó ante el ministerio de Finanzas de Bercy, primero, y
ante el ministerio de Exteriores después, y ante el Elíseo por
último.
Y8K/ACZ
07/03/2016 22:05
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