Por Alberto Ferrari
(ANSA)- BUENOS AIRES, 2 ABR- Estados Unidos alentó el cultivo
de la coca en los Andes peruanos a comienzos del siglo XX para
enfrentar la competencia de los mercados asiáticos y ante la
demanda de materia prima por parte de la floreciente Coca-Cola,
señala un ensayo recientemente editado en Argentina. Las cadenas productivas de cultivo y comercialización de coca
eran monopolizadas hasta entonces por los holandeses desde sus
colonias del sureste asiático y por los comerciantes japoneses,
sus principales competidores, afirma el historiador
estadounidense Paul Gootenberg, en el ensayo "Cocaína Andina-El
proceso de una droga global". En ese contexto, Estados Unidos necesitaba de un mercado
accesible para la creciente demanda de hojas de coca de la
Coca-Cola, empresa que ya para 1910 se había convertido en una
"actora privilegiada" de la política exterior de Washington
-recuerda Gootenberg- y que impuso una "estructura monopólica de
la industria de la cocaína" en Perú. La producción de coca en los Andes peruano era legal y con
incentivos que desalentaron su cultivo clandestino, recuerda
Gootenberg en el ensayo, editado en Argentina por el sello
universitario Eudeba. Pero esa actitud "tolerante" de Estados Unidos concluyó al
término de la Segunda Guerra Mundial, cuando desaparecieron sus
competidores asiáticos, detalla el autor. "El dominio norteamericano se tradujo en la 'exportación de
prohibiciones' y con ella, en reacción, la consolidación
hemisférica de una cadena ilícita de cocaína de los Andes,ya
establecida para los 60", afirma Gootenberg, codirector de
Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Nueva York. Al mismo tiempo que se intentaba prohibir en el extranjero,
"el uso recreativo de la cocaína en los Estados Unidos fue
creciendo poco a poco a lo largo de la década del 60 a medida
que los suministros cada vez mayores de los mafiosos cubanos
exiliados ayudaban a que la naciente cultura cocaínica de
posguerra saliera lentamente del gueto racial o latinizado de
los años 50", explica Gootenberg.
La presidencia de Richard Nixon (1969-1974) fue un "punto de
inflexión" porque lanzó una "guerra contra las drogas" a escala
mundial que incluyó la creación en 1973 de la "enorme agencia de
drogas, la Drug Enforcemente Administration (DEA)". Gootenberg define a la DEA como "una burocracia
internacionalizada con poderes internos que ha sido asociada con
el proyecto de Nixon de alentar un Estado represivo más grande". El historiador estadounidense sostiene que Nixon -al
contrario de sus afirmaciones públicas contra el tráfico de
drogas- "contrató secretamente a exiliados cubanos para trabajos
sucios -algunos terminaron involucrados en el escándalo
Watergate- que se codeaban con organizaciones cubanas de derecha
que manejaban el tráfico de cocaína en los años 60". "Miami se convirtió en un floreciente puerto de entrada para
la cocaína bajo la mirada de Nixon", asevera el historiador
norteamericano, que estudió en las universidades de Chicago y
Oxford y es autor de varios ensayos sobre América Latina y el
narcotráfico. Gootenberg explica que, por otra parte, hubo quienes
elogiaron el "realismo social" de Nixon porque utilizó en gran
escala la metadona (opiáceo sintético) para contener la oleada
del crimen urbano adjudicado "al problema afroamericano con la
heroína que se había multiplicado diez veces durante los años
60". También aceptó ese sucedáneo "para calmar los miedos ante el
aumento del abuso de drogas por parte de los contrariados
veteranos de Vietnam que volvían al país", concluye Gootenberg.
AEF/ACZ
03/04/2016 18:54
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