Por Lucia Sali
(ANSA) - BRUSELAS, 3 ABR - Bruselas, una ciudad que vive no
sólo gracias a las instituciones de la Unión Europea que tienen
su sede aquí, sino también del turismo, comienza a advertir el
impacto que los atentados del pasado 22 de marzo está teniendo
sobre este sector clave para la economía belga. Los más afectados por la merma en la llegada de los turistas
no sólo son las agencia de viajes, sino también los bares,
restaurantes, hoteles de diferentes categorías que trabajan en
la ciudad. Sin contar el aeropuerto de Zaventem, encrucijada de
viajes y negocios del país, y el lugar elegido -junto a una
estación de metro- por los terroristas yihadistas responsables
de los atentados del mes pasado. Las autoridades estiman que por ahora el costo de esas
masacres es en el plano del turismo de varios centenares de
millones de euros. Un costo que se añade al sufrido a partir del 10 de
noviembre, día de los atentados en París, que activaron de
inmediato las alertas anti-terrorismo también en esta capital,
que cerró por ejemplo restaurantes y bares además de sus
prestigiosos y muy concurridos museos. Sólo en esos días los daños estimados sumaron cerca de 350
millones de euros, cifra equivalente al 0,1% del PBI belga del
cuarto trimestre del año pasado. El aeropuerto de Zaventem por ahora no difundió los costos
generados por el cierre de 12 días seguidos de sus aterrizajes y
partidas. Sin embargo, la destrucción del gran "hall" de entrada
del aeropuerto a raíz del estallido de las dos bombas no podía
caer en un momento peor. La aeroestación había concluido días antes -el 17 de marzo-
obras de reestructuración y modernización de toda el área de
controles y tránsito, trabajos de los que se habían beneficiado
también las zonas de compras y de los restaurantes y bares: en
total el costo estimado fue de unos 100 millones de euros. El personal de los negocios, los "franchising" y otras
tiendas del aeropuerto han reclamado al gobierno que intervenga
para ayudar a los trabajadores que van a quedar desocupados. Otro gran "enfermo" de la economía belga en este contexto es
Bruselles Airlines, controlada a su vez por Lufthansa: la
aerolínea tiene problemas de balance desde hace años y acaba de
cerrar un 2015 deficitario. También el sector del turismo pidió la intervención del
gobierno: los hoteles de la ciudad tuvieron un derrumbe de
presencias equivalente al 50% menos respecto a las Pascuas del
año pasado. Algunos de los grandes hoteles de la capital declararon que
por ahora tienen una tasa de ocupación de las habitaciones del
18%. Y lo mismo ocurre para el Atomium, monumento muy conocido de
la ciudad, que tuvo un 98% de visitas canceladas hasta hace unos
días. Las presencias durante el fin de semana de Pascua,
generalmente el segundo mejor del año, fueron apenas de 3.247,
"una cifra tan baja que nunca había sido alcanzada antes en la
historia del edificio".
ZSL-RIG/ACZ
04/04/2016 20:35
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