Por Marcos Romero
(ANSA) - CIUDDA DE MEXICO, 17 GIU - Un gran santuario chino
de la informalidad florece en el pleno centro histórico de la
capital mexicana, donde la mayor parte de los empleados son
migrantes centroamericanos, venezolanos y hondureños, entre
otros, y en el que se comercia sin factura y sobre todo en
efectivo.
Los comerciantes establecidos de la zona estiman que las
pérdidas por el surgimiento de este emporio en el que se
intercambian todo tipo de mercancías, legales e ilegales, para
el fisco y para la competencia local, ascienden a unos 65.000
millones de pesos (unos 3.600 millones de dólares).
Como un gigantesco hormiguero, se expande día a día la
presencia de comerciantes chinos que por ahora abarca ceca de un
kilómetro cuadrado a unas calles del Zócalo, la principal plaza
pública del país, donde se ubica el Palacio Nacional, en el que
despacha el presidente de la República y la sede del gobierno de
la capital y de la Suprema Corte.
Los gerentes y administradores de estos centros de
distribución informal son todos chinos y sus empleados en su
mayoría hondureños, venezolanos, colombianos y mexicanos,
quienes laboran sin contrato, ganan salarios por debajo de lo
establecido por la ley y no gozan de beneficios sociales.
Esta área se ha convertido en un enorme ghetto en el cual
se habla mucho la lengua china en muchas de sus variantes.
Aunque las mercancías que se adquieren en estas plazas
comerciales, una de ellas llamada Ciudad de Comercio
Internacional de Guangzhou, son muy baratas, no hay ningún
garantía de devolución o de reemplazo por defecto de
fabricación.
Según el diario local Reforma, muchos de los comerciantes
chinos que se han establecido en estas plazas comerciales
mexicanas provienen de Zhejiang, una provincia del este de China
que se extiende a lo largo del Mar de la China Oriental y cuya
capital es precisamente Guangzhou.
En la zona también hay una gran cantidad de restaurantes
chinos con chefs extranjeros y que ofrecen servicio de
distribución por medio de aplicaciones en teléfonos móviles que
distribuyen a los comerciantes de la zona.
Las calles del área suelen ser transitadas por scooters,
bicicletas o motocicletas tripuladas por personas de rasgos
chinos.
Comerciantes locales denunciaron a Reforma, que dedicó
varios reportajes el pasado fin de semana al tema, que hay al
menos 17 edificios que han sido virtualmente invadidos por el
comercio chino informal, donde las rentas son superiores a las
tradicionales.
En áreas donde antes se vendieron por décadas vestidos de
novia, zapatos artesanales, libros, textiles y recuerdos ahora
sólo hay bodegas (galpones) donde se almacena mercancía china.
El pasado día 12, la policía de la ciudad allanó un
edificio del centro histórico donde se había instalado un centro
de drogas, prostitución y casino clandestino exclusivo para
ciudadanos chinos, en el cual había karaoke y se vendían bebidas
alcohólicas y cocaína en pequeñas charolas de bambú, a un precio
de 8.000 (500 dólares) pesos por 2 gramos.
En el lugar denominado "Cielo y Tierra" fueron rescatadas
41 mujeres de diversas nacionalidades explotadas por una mafia
china de trata de personas, según la denuncia periodística.
(ANSA).