Por Michele Esposito
(ANSA) - BRUSELAS, 19 GIU - Presentar un trío de nominaciones
sin mirar el resultado de las elecciones de Europa es
"surrealista". Seguir a la izquierda podría ser "fatal" para el
PPE, el Partido Popular. E Italia tiene derecho a desempeñar un
"papel de primer nivel".
Ese es el contraataque de la primera ministra italiana,
Giorgia Meloni, 48 horas después de la cumbre informal de
líderes. Su movida se resume principalmente en estos tres
movimientos.
La premier, claramente excluida de las reuniones de
negociadores al margen de la cena informal de altos cargos,
esperó un par de días antes de hablar. Sobre todo, esperó a que
el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), gracias a un
puñado de nuevas incorporaciones, saltara al tercer lugar, por
encima de los liberales. Se trata de una guerra de números,
entre los grupos parlamentarios, que está lejos de terminar.
"Me pareció surrealista que algunos llegaran con los
nombres sin siquiera intentar reflexionar sobre cuál era la
indicación de los ciudadanos", fue el ataque de Meloni, lanzado
desde la fiesta del 50 aniversario del periódico Il Giornale. En
realidad, esto no es un rechazo total al trío (Ursula von der
Leyen en la Comisión, Antonio Costa en el Consejo Europeo y Kaja
Kallas como Alta Representante de política exterior) en la
cumbre del lunes. Es, ante todo, el rechazo de un método.
Italia, para Meloni, tiene derecho a tener un asiento en
primera fila porque la fuerza que la gobierna es de las pocas
que han salido fortalecidas de la votación europea. También está
subiendo las apuestas, con el objetivo de sacar provecho de una
poderosa delegación en la Comisión Europea, a cambio del voto,
no de la entrada a la mayoría, para el "bis" de Von der Leyen.
Ni la Presidenta saliente de la Comisión ni el PPE tienen
intención de no satisfacer a Meloni. En el Partido Popular, sin
embargo, asistimos a una fractura subyacente entre quienes miran
hacia la derecha -según las últimas declaraciones del líder de
la CDU, Friedrich Merz- y quienes no quieren abrir las puertas a
formaciones consideradas extremistas.
En el medio está Manfred Weber. Su silenciosa rivalidad
con Merz parece destinada a crecer. Por otro lado, el primer
ministro polaco, Donald Tusk, a quien el PPE le debe mucho,
sigue rechazando una alianza con ECR. Por eso también en "los
populares" hay quienes esperan un paso de la propia Meloni. Un
paso que llevará a la FdI (Hermanos de Italia, el partido de la
premier) a alejarse de PiS (el archienemigo de Tusk en Polonia)
y a deshacerse definitivamente del premier húngaro Viktor Orban.
Las dos primeras reuniones de Meloni en Bruselas el lunes
fueron con Mateusz Morawiecki y Orban. En el PPE no saltaron de
alegría. Al mismo tiempo, socialistas, liberales y verdes siguen
incluyendo a la italiana entre los grupos de derecha a evitar.
El juego es complejo, marcado por ambigedades y palabras
no dichas. El PPE afirma firmemente que partirá de la mayoría de
érsula, que representa el 55% del total de escaños, sabiendo muy
bien que de esta manera Von der Leyen acabaría víctima de los
francotiradores, que en 2019 eran setenta.
Para asegurarse un "bis", la alemana necesitaría los votos
tanto de los Verdes como de los "melonianos". Y no es
coincidencia que en el PE esté en marcha una guerra de números,
con el gran grupo de no alineados como una potencial mina de
oro. El ECR, con la entrada de los nacionalistas rumanos de AUR
y de los antiguos miembros de Reconquete (de Marion Marechal),
más la de otras delegaciones más pequeñas, llegó a 83, tres más
que Renovar Europa.
Pero los liberales también anunciarán en los próximos días
nuevas incorporaciones, en un intento de contraatacar.
El trío de altos cargos sigue siendo inestable. La estonia
Kallas se mostró "escéptica" sobre la posibilidad de liderar la
diplomacia de la UE, percibiendo las reservas que circulan sobre
ella entre socialistas y populistas. Costa, por su parte, goza
del respeto de todos, pero, comparado por ejemplo con un perfil
como el de Enrico Letta, tiene una biografía menos acostumbrada
a acuerdos amplios.
Lo que desestabiliza la situación es la insistencia del
PPE en romper el mandato del sucesor de Charles Michel, dejando
solo la primera parte a S&D. La única que está casi segura de
que habrá un bis parece ser Roberta Metsola, nominada
oficialmente a la presidencia de la Cámara Europea por el PPE.
Si son elegidos, los malteses se encontrarán gobernando un
Parlamento que corre el riesgo de quedar a merced de la
tormenta.
"Creo que habrá algunas sorpresas en cuanto a las mayorías
que se construirán sobre los distintos expedientes", advirtió
Meloni. (ANSA).