Por Paola Lo Mele
(ANSA) - ROMA 19 JUN - Para los principales encuestadores,
Italia está dividida en dos en la percepción y valoración de la
nueva ley de autonomía diferenciada: más apreciada en el Norte,
mucho menos en el Sur.
El día de la aprobación definitiva de la ley en la Cámara,
podría ser un indicador relevante para las oposiciones
parlamentarias que pretenden promover una recolección de firmas
para convocar el referéndum para derogar la reforma. Entre las
variables que determinarán la victoria o derrota de los
referéndums está el riesgo de un alto abstencionismo y,
obviamente, la formulación de la pregunta.
Mucho dependerá de cómo los ciudadanos describan y
perciban la reforma. Y para ello la clave serán los LEP, es
decir, la definición de los niveles esenciales de desempeño, o
sea los servicios mínimos que el Estado debe garantizar en todo
su territorio en sectores fundamentales. La definición de los
LEP y su financiamiento sirve para evitar el riesgo de que se
consoliden o incluso aumenten las divergencias territoriales
entre las regiones más ricas y más pobres.
Los LEP deben garantizarse para materializar aquellos
"derechos sociales y civiles" protegidos por la Constitución. A
su vez, la determinación de los costos y necesidades estándar,
y, por tanto, de los LEP, se realiza a partir de un relevamiento
del gasto histórico del Estado en cada región en los últimos
tres años. Y este es uno de los puntos más controvertidos de la
reforma porque, en opinión de la oposición, ampliará las brechas
ya existentes entre los territorios más ricos y más pobres.
Una acusación devuelta al remitente por el ministro
encargado del asunto, Roberto Calderoli, según el cual, en todo
caso, serán las regiones que están peor las que se beneficiarán
más. Lo cierto es que los recursos necesarios para una autonomía
diferenciada no están establecidos en la ley recién aprobada: su
definición queda a los acuerdos con los distintos territorios y
a las leyes de presupuesto.
"Me contentaría" con "asignar recursos para algunos de
estos LEP año tras año", afirmó Calderoli en la última sesión de
la Cámara, suscitando duras críticas de la oposición.
Así, "se admite que no hay dinero" para la autonomía, es
el coro casi unánime de la minoría parlamentaria. Volviendo a
una posible consulta popular, la clave será precisamente
entender cómo y en qué medida la reforma garantizará servicios
como la asistencia sanitaria, las escuelas y el transporte en
toda Italia.
"Hemos puesto a prueba la aprobación de la autonomía
diferenciada por parte de la población y es irregular", informa
el encuestador Nicola Piepoli, según el cual mucho "dependerá en
gran medida de cómo se formule la pregunta y de la información
difundida entre los ciudadanos".
Para su colega Roberto Weber (Ixe) "sobre la autonomía
diferenciada tendremos un país dividido en dos. Es posible una
ligera prevalencia de los opuestos. La verdadera cuestión será
la participación". Una grave incógnita para la consecución del
quórum, subrayada también por Lorenzo Pregliasco, que destaca el
gran abstencionismo registrado en las últimas elecciones
europeas: "Es una ley que se interpreta de forma muy diferente
entre el Norte y el Sur", que "teme ser desfavorecidos y
marginados, y, por otra parte, en el Sur la participación es a
menudo menor, por lo que centrarse solo en el voto del Sur sería
un desafío difícil de superar", graficó el experto.
Antonio Noto, que ha realizado recientemente una encuesta
para el diario Repubblica, sin embargo, enumera porcentajes: "El
45% de los ciudadanos está en contra, el 35% a favor y el 20% no
puede opinar. Desglosando los datos por zonas geográficas, en en
el norte los que están a favor prevalecen, pero solo ligeramente
(42% a favor, 35% en contra), en el sur los que están en contra
prevalecen por mucho (57% en contra, 25% a favor)". "El centro
expresa una opinión más cercana al Sur", completó. (ANSA).