Por Domenico Conti
(ANSA) - ROMA 20 JUN - La economía de la zona del euro, que
corría el riesgo de caer en recesión a fines de 2023, va mejor
de lo esperado y quienes liderarán el camino, ahora que las
inversiones marcan tiempo tras tres años de crecimiento, serán
las familias con consumo.
Este es el escenario previsto por el Banco Central Europeo
(BCE) que, precisamente para apoyar el consumo, no renuncia a la
lucha contra la inflación y no se ata las manos a los próximos
pasos, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) pide
prudencia: "una modesta recuperación del crecimiento está
prevista para 2024, que se fortalezca aún más en 2025, pero las
perspectivas a medio plazo siguen siendo difíciles".
Hace dos días el vicepresidente del BCE, Luis De Guindos,
había insinuado que, tras la reducción del coste del dinero a
principios de junio, no habrá nueva en julio. Más bien, se
volverá a hablar de ello en septiembre y probablemente en
diciembre. El boletín económico del BCE, sin embargo, no va
demasiado lejos.
El BCE "no tiene intención de vincularse a una trayectoria
de tipos particular" e incluso después del recorte de tipos en
junio sigue "decidido a garantizar el retorno oportuno de la
inflación al objetivo del 2% a mediano plazo, y mantendrá los
tipos de referencia a niveles suficientemente restrictivos
durante el tiempo que sea necesario".
El boletín no oculta la expectativa de que la inflación,
después de acelerarse en mayo hasta el 2,6% desde el 2,4% en
abril, vuelva a desacelerarse, aunque se mantendrá por encima
del objetivo del 2% hasta gran parte de 2025.
"La mayoría de los indicadores de inflación subyacente
volvieron a caer en abril", confirmando "el panorama de
reducción gradual de las presiones sobre los precios".
El razonamiento en Frankfurt es que precisamente la
disminución de la inflación -que irá acompañada de una cautelosa
reducción de los tipos de interés desde niveles todavía
restrictivos (tipo de depósito del 3,75%)- es decisiva para la
recuperación, al apoyar el poder adquisitivo y, por tanto, el
consumo, tras la congelación infligida a las familias por la
maxi inflación en 2022 y 2023.
Más aún en una fase en la que el desempleo está en mínimos
históricos y los salarios recuperan terreno tras el golpe
inflacionario de 2022-2023.
Es necesario reducir la inflación sin descanso no tanto en
Italia, donde ha caído por debajo del 1% después de superar el
10% a finales de 2022, sino en Alemania, Holanda y Austria,
donde los precios se mantienen obstinadamente por encima del
2,5%.
El consumo es fundamental para la recuperación también según
el FMI y el instituto alemán Ifo, que mejoró el crecimiento de
Alemania en 2024 hasta el +0,4% desde el +0,2%, país que hasta
hace unos meses se consideraba en recesión.
"En el resto del año, el poder adquisitivo de los hogares
debería fortalecerse y la recuperación debería acelerarse a
medida que se normalice el consumo", afirma el pronosticador
Timo Wollmersh„user.
Sobre el neto de exportaciones, se espera que el superávit
alemán vuelva a 312 mil millones en 2025 desde 258 en 2024, pero
que es susceptible a fuertes incertidumbres dadas las tensiones
geopolíticas.
Al igual que el BCE, el Sistema de la Reserva Federal de
Estados Unidos (FED) ante una inflación del 3,3% no bajó los
tipos, ni tampoco el Banco de Inglaterra, aunque hoy bastó que
el gobernador Andrew Bailey definiera como "una buena noticia"
la caída de la inflación para generar expectativas de un recorte
en el verano boreal.
Un enfoque completamente diferente es el del Banco Nacional
Suizo, el primer banco central entre las economías avanzadas en
recortar, que hoy se duplicó con una nueva reducción hasta el
1,25% gracias a una inflación de sólo el 1,4% y con la
consiguiente depreciación del franco suizo (alrededor del -0,5%
frente al euro hoy) lo que por ahora no representa un problema.
(ANSA).