(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 21 GIU - La tormenta tropical
Alberto, más allá de las 4 muertes y un desaparecido que dejó,
así como los destrozos, daños e inundaciones que trajo consigo,
se convirtió en un verdadero "bálsamo" para millones de personas
que sufrían la más atroz sequía de los últimos años en México,
sobre todo en la zona noreste del país.
El primer ciclón de la temporada de huracanes en el
Atlántico, que promete ser el más abundante en tiempos recientes
bajo el influjo del fenómeno climático denominada "La Niña", no
fue tan feroz y destructivo que otros porque ingresó la
madrugada de ayer en el norteño estado de Tamaulipas con vientos
unos 100 kilómetros por hora.
Sin embargo, trajo consigo grandes cantidades de agua que
de inmediato anegaron ríos, arroyos y represas en Tamaulipas y
el vecino estado de Nuevo León, generando lluvias de distinta
proporción en otros 18 estados, casi dos tercios del país.
En Nuevo León, uno de los estados más castigados por el
flagelo de la sequía, los embalses aumentaron 28% su nivel hasta
casi llevar a su nivel máximo la presa El Cuchillo, al llegar a
980 millones de metros cúbicos, contra 1.123 millones del total,
garantizando agua para al menos tres años.
Otro embalse, Cerro Prieto, que había suspendido la
distribución de agua en 2022 al llegar a su nivel crítico,
multiplicó por cuatro veces su almacenamiento.
Aunque el río Santa Catarina inundó numerosos barrios de
Monterrey, la capital de Nuevo León, y sus alrededores, se
esperan más escurrimientos y precipitaciones, que fueron
calificadas como "una bendición" antes que como una noticia
negativa. (ANSA).