Por Leonardo De Cosmo
(ANSA) - ROMA 24 JUN - Desde hace millones de años existe una
fuerza invisible que transforma nuestro planeta, se trata de
miles de millones de microorganismos capaces de vivir en
condiciones imposibles para los seres humanos.
Son las primeras y más importantes formas de vida de la
Tierra.
Y es en los fondos marinos de las islas Eolias (Sicilia)
donde arranca la nueva campaña de muestreos para estudiar la
coevolución entre formas de vida y planeta, un viaje que
seguiremos en directo, paso a paso.
Del 22 al 26 de junio el equipo de investigadores de Erc
CoEvolve, el proyecto financiado por el Consejo Europeo de
investigaciones y coordinado por el italiano Donato Giovannelli,
de la Universidad Federico II de Nápoles, analizará cerca de 20
lugares extremos como fuentes hidrotermales y cráteres
volcánicos, para catalogar los microorganismos que allí se
alojan.
"Cuando hablamos de biodiversidad pensamos normalmente en la
variedad de animales y colores de las plantas, pero la mayor
biodiversidad es la de los microorganismos", apunta Giovannelli.
"Este es un mundo que todavía conocemos muy poco y que
constituye el corazón de la fuerza geológica que cambia el
planeta", añade.
Quizás es menos espectacular que los organismos complejos,
pero la vida unicelular siempre ha modificado el planeta,
comenzando por la producción de oxígeno que hoy respiramos.
"No podemos dividir el planeta de las formas de vida, pues
son dos elementos en continua transformación y uno modifica al
otro. Es una co-evolución constante de la que todavía sabemos
muy poco", explica Giovannelli.
Esta relación se entiende de una forma más fácil en los
ambientes extremos, donde es posible observar dinámicas sin
interferencias debidas a la presencia de otras formas de vida.
"Las Eolias, como otros muchos lugares de Italia, son para
nosotros un parque de atracciones porque son ricas en
micromundos extremos y hasta ahora solo se han estudiado desde
un perfil geológico. No sabemos prácticamente nada de las
comunidades microbianas que viven allí", señala el investigador.
"Nos olvidamos de la importancia que tienen estos
micromundos en nuestra vida cotidiana, pero son fundamentales.
Por ejemplo, en la investigación médica y en las terapias contra
el cáncer o para la genética, o en la investigación de
bioplásticos y de nuevas formas de energía limpia", añade.
Uno de los objetivos del equipo de investigación de
Giovannelli y del equipo del proyecto Erc CoEvolve es realizar
un amplio catálogo que incluya numerosos lugares del mundo,
desde las Eolias y la Toscana, en Italia, o Groenlandia, pasando
por Chile hasta llegar a las profundidades oceánicas.
Se trata de conseguir obtener un mapa de los habitantes
invisibles en lugares extremos para estudiar su relación con el
ambiente. (ANSA).