(ANSA) - NAPOLES 25 JUN - Sillas de ruedas avanzadas y
exoesqueletos controlados mentalmente; tecnologías para
reconectar los músculos y el cerebro en quienes han sufrido
lesiones de la médula espinal o para compensar el daño causado
al cerebro por un derrame cerebral son las soluciones que
podrían aportar las neuroprótesis del futuro a problemas de
salud para los cuales hoy no hay cura.
A este objetivo también podría contribuir el proyecto
Mnesys, el mayor programa de investigación sobre el cerebro
jamás realizado en Italia.
Uno de los macroproyectos (Radio 4) en el que está dividido
Mnesys, que presentó algunos resultados en el primer Foro
Nacional de Neurociencia, de hecho, se ocupa de investigar la
forma en que el cerebro interactúa con el medio ambiente, es
decir, cómo, por ejemplo, la vista y el tacto se utiliza para
hacernos mover", explica Patrizia Fattori, profesora de
fisiología de la Universidad de Bolonia y coordinadora de Spoke
4.
Una de las posibles aplicaciones de esta línea de
investigación es comprender qué zona del cerebro es la más
adecuada para ser fuente de señales neuronales para guiar las
neuroprótesis.
Un estudio realizado por el grupo de investigación liderado
por Fattori ha identificado dos nuevas zonas que "representan
buenos candidatos para realizar un hipotético implante
neuroprotésico", añade Fattori.
"Estos conocimientos básicos nos permitirán ayudar a los
pacientes con déficits motores, como aquellos con lesión de la
médula espinal", concluye.
Sin embargo, no es sólo el cerebro el que influye en el
comportamiento del cuerpo. También ocurre lo contrario: un
ejemplo de ello es el impacto de la microbiota en algunas
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Una investigación realizada por un grupo de investigación
liderado por las profesoras Laura Calz… y Luciana Giardino de la
Universidad de Bolonia ha demostrado que el envejecimiento
prematuro del microbioma provoca una inflamación del colon que
anticipa la aparición de defectos de memoria típicos del
Alzheimer.
"Conocer esta fase presintomática abre posibilidades
preventivas y terapéuticas completamente nuevas, por ejemplo
regulando adecuadamente las señales que derivan de la
microbiota", afirma Calz…, profesor de anatomía de animales
domésticos en la Universidad de Bolonia. (ANSA).