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ANSA/Wikileaks: Míster WikiLeaks, una vida a contracorriente

El periodista que desafío a la potencia estadounidense

(ANSA) - LONDRES, 25 GIU - Una vida a contramano, y, al parecer, animada por el mismo espíritu combativo de muchos hombres de mar y aventura australianos, como él.
    En ese sentido, Julian Paul Assange tuvo la ambición de desafiar a la superpotencia estadounidense, aunque lo pagó personalmente.
    Assange, un hombre no exento de aristas, de lados polémicos, como les ocurre a los personajes rebeldes, sin embargo, es de los elegidos por muchos espíritus inconformes en el mundo como un modelo de periodismo heterodoxo que resulta inconveniente para el establishment (incluido el de las democracias liberales occidentales).
    Eso a pesar de los intentos de Washington de descartarlo como un peligroso ladrón de documentos secretos, "hacker" propiamente dicho y, en cualquier caso, "no un verdadero periodista".
    Signo de las contradicciones en una época convulsa e inquietante, Assange regresó a la libertad después de haber pasado los últimos 12 de sus 53 años de existencia (que cumplirá el 3 de julio de 2024) como prisionero o refugiado en el encierro de la Embajada de Ecuador en Londres.
    Pero para ello tuvo que doblegarse -sin creerlo- a declararse culpable de uno de los 18 cargos de "espionaje" sobre la base de los cuales Estados Unidos, después de haberlo perseguido durante mucho tiempo, pretendía extraditarlo desde el Reino Unido.
    Al declararse culpable, Assange logró el fin de una odisea legal, sin más castigo que los años de prisión preventiva ya cumplidos en la lúgubre prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, entre terroristas, asesinos y criminales reconocidos.
    Nacido en 1971 en Townsville, Queensland, Assange, hijo de un padre propietario de una compañía de teatro ambulante y de una madre descendiente de inmigrantes irlandeses y escoceses, creció en un contexto "nómada" marcado por una treintena de movimientos.
    Hasta que, con 16 años, descubrió los ordenadores mientras trabajaba en la trastienda de una tienda de electrodomésticos, en 1987, y se convirtió en un hábil programador informático a partir del teclado de un pionero Commodore 64.
    Una formación como outsider que culminó con la decisión de fundar WikiLeaks con John Young en 2006: un sitio de información poco convencional, concebido para recopilar documentos "encubiertos" de forma básicamente anónima y filtrados (en inglés "to filter") desde dentro del palacio de poder de varios gargantas profundas ('whistleblowers', o denunciantes).
    Así fue el inicio de un camino que lo llevaría a alcanzar rápidamente una fama mundial tan vasta como controvertida.
    El gran golpe se produjo en el verano (boreal) de 2010, cuando WikiLeaks publicó, en parte a través de algunos prestigiosos periódicos asociados occidentales, un primer tramo de 70.000 archivos secretos estadounidenses relacionados con operaciones militares (incluidos crímenes de guerra) en Afganistán.
    Después siguió la difusión de 400.000 documentos sobre la invasión de Irak robados del Pentágono por Chelsea Manning, -nacida Bradley Manning, exsoldado estadounidense que terminó en prisión ese mismo año y luego fue indultado en 2017 por Barack Obama-; y de 250.000 cables diplomáticos del Departamento de Estado que contenían, entre otras cosas, revelaciones sobre el espionaje de países o líderes aliados.
    Un revés y una amenaza para la imagen de Estados Unidos (y la seguridad de algunas fuentes, según Washington), a raíz del cual se desató primero la polémica y luego la maquinaria judicial contra Assange.
    En noviembre de ese mismo 2010, la justicia sueca fue la primera en actuar con acusaciones difamatorias que parecen no tener nada que ver con las filtraciones.
    Julián Assange, en efecto, fue cuestionado por presunta agresión sexual y violación a partir de las denuncias de dos mujeres con las que inicialmente había tenido relaciones consentidas.
    Acusaciones controvertidas; funcionales, según sus partidarios, para mantenerlo bajo control antes de que se inicie la solicitud de extradición estadounidense, y que serán retiradas en los próximos años.
    Pero dejan huellas de barro en la imagen de Assange y, sobre todo, lo exponen a ser arrestado por la policía británica, en Londres, por mandato sueco.
    A esto le seguirá su fuga del arresto domiciliario, sus 7 años como refugiado en la embajada de Ecuador donde fue amurallado vivo y finalmente la "traición" de Quito y su entrega a Scotland Yard en 2019.
    Un pozo sin fondo del que Assange emerge solo ahora, gracias a la movilización internacional, a las campañas de los activistas de derechos humanos, al interés final del gobierno laborista australiano de Anthony Albanese, a los intereses electorales de Joe Biden.
    Todo eso después de haber concebido dos hijos en Embajada de Ecuador con Stella Morris, una abogada sudafricana con quien se casó posteriormente en prisión, pero que también sufrió un derrame cerebral en su celda, en 2021.
    Decidido, al menos, a hacer público pronto el contenido del acuerdo de compromiso que tuvo que negociar con las autoridades estadounidenses para volver a ver la luz y regresar a su hogar en Australia. (ANSA).
   

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