Por Tullio Giannotti
(ANSA) - PARIS, 26 GIU - "En la primera vuelta eliges, en la
segunda eliminas", esas tradicionales "instrucciones de uso" de
las elecciones francesas no son válidas esta vez, pues a falta
de cuatro días para la primera vuelta de las legislativas
anticipadas, un acontecimiento tan sentido que ya ha registrado
un aumento récord de la participación en las urnas, cualquier
predicción sobre el comportamiento de los franceses está
flotando en el aire.
Los analistas son incapaces de resolver el enigma de
participación, de la estrategia con la que un ciudadano elige no
salir al campo en un distrito electoral si no hay esperanzas de
conquistarlo. El candidato se retira si considera más útil que
uno de los otros dos gane el duelo. Si calcular el
comportamiento de la extrema derecha y del Nuevo Frente Popular
es sencillo, es difícil imaginar qué decisiones tomarán los
seguidores de Emmanuel Macron en los 577 distritos electorales.
Las encuestas no muestran grandes avances desde hace
algunos días: la extrema derecha del Rassemblement National
(Agrupación Nacional) lidera la carrera junto con Los
Republicanos abroquelados tras Eric Ciotti. Juntos superan el
35%, con una proyección de escaños entre 210 y 280.
Atrás se ubica el Frente Popular, que entre polémicas y
divisiones ronda el 30% (180-230), luego los macronianos de
Ensemble poco más del 20% (entre 65 y 100 diputados).
En esta situación, el mantra de los que siguen a Macron
-"eliminar los extremos"- es algo que debe contemplar
exclusivamente en la primera ronda. Porque en la segunda vuelta
del 7 de julio, en la mayoría de las circunscripciones habrá
duelos entre un candidato del Nuevo Frente Popular y uno del RN,
de la ultraderechista Marine Le Pen.
La estrategia que están desarrollando en estas horas los
macronianos es, por lo tanto, de fundamental importancia y se
enfrentan a una duda a lo Hamlet: renunciar automáticamente a la
segunda vuelta cuando se ha quedado tercero en la primera
vuelta, para hacer que los votos converjan -como en los tiempos
del Frente Republicano, que se formó como anti-Le Pen- hacia el
candidato de la izquierda y cerrar el paso a la extrema derecha
de ese modo.
O no. La clave es la presencia, en la coalición de
izquierda, de La Francia Insumisa (LFI), un partido de izquierda
radical con posiciones a veces extremas, todavía dirigido por el
anciano "tribuno" Jean-Luc Mélenchon, que una clara mayoría de
los franceses lo ven con hostilidad y, sobre todo, que nunca lo
querría a él como primer ministro.
Para los macronianos, o para la gran mayoría de ellos, el
partido de Le Pen equivale al de Mélenchon. Algo así como que
los extremos se tocan. Por lo tanto, la predicción es que
optarán por desistir de una función anti-RN solo si un candidato
"republicano" (es decir, socialista, ecologista o incluso
comunista) se presenta por la izquierda. Si, por el contrario,
hay un candidato del LFI (que es, en cualquier caso, el
principal partido de la coalición de izquierda), no habrá
desistimiento en nombre de la República.
Sin embargo, la estrategia del partido mayoritario saliente
no se anunciará oficialmente hasta el domingo por la tarde, tras
los resultados de la primera vuelta. Esta batalla que parece
imposible de ganar, Macron debe librarla ahora solo, con sus
hombres más representativos que, de una forma u otra, lo están
abandonando. En su mayor parte, no le perdonan la decisión
"suicida" de disolver el Parlamento, de la que corre el riesgo
de salir diezmado y con un país ingobernable.
Gabriel Attal, el primer ministro, ha adquirido confianza
y bravuconería en la campaña electoral e invita a los franceses
a "elegirlo" como primer ministro, casi evitando al presidente.
Uno de los primeros macronistas, como el ministro de Economía,
Bruno Le Maire, definió a los asesores del presidente como
"parásitos". El otro leal, Gérald Darmanin, ya anunció que,
independientemente del resultado electoral, ya no estará en el
gobierno. Y, el más duro de todos, el ex primer ministro Edouard
Philippe, siempre muy popular, aspira abiertamente a construir
una "nueva mayoría parlamentaria" en la Asamblea Nacional, ya no
ligada al jefe del Eliseo, ya que él mismo ha decidido
"matarla", como dijo. (ANSA).