Por Valentina Brini
(ANSA) - BRUSELAS, 27 GIU - Entre bastidores, las
negociaciones continúan hasta el amargo final para incorporar a
Italia. Mientras tanto, sin embargo, los dirigentes están
cerrando el acuerdo alcanzado por el Partido Popular, los
Socialistas y los Liberales, entregando las llaves de la Europa
que está por llegar a Ursula von der Leyen.
El sí de los Veintisiete a la tríada que la alemana forma
con la estonia Kaja Kallas y el portugués Antonio Costa para las
nuevas cúpulas comunitarias, salvo giros de última hora, se da
ahora por hecho: la mayoría cualificada -reforzada- en torno a
Europa está ahí y la aprobación debe llegar por el método del
consenso, sin votación explícita. Pero, impulsados ;;por el
Partido Popular Europeo, los jefes de Estado y de Gobierno han
cambiado su actitud hacia Italia y la excluida Giorgia Meloni.
Para evitar que el acuerdo sea rechazado por un país fundador
con una grieta que estaría destinada a ampliarse en el secreto
de las urnas de la votación final en la Cámara Europea a
mediados de julio, poniendo en peligro el bis del delfín de
Angela Merkel y cubriendo sus espaldas flaqueadas por los
francotiradores.
La primera indicación inequívoca del cambio de estrategia
hacia Meloni la ofreció el presidente del PPE, Manfred Weber, ya
al principio de la jornada. "Italia es un país del G7, líder de
la UE" y sus "intereses", advirtió, deben ser tomados en
consideración. Luego, uno tras otro, los principales exponentes
del Partido Popular tendieron la mano a la premier italiana.
Negando que haya sido excluida de las negociaciones. Prefirieron
hablar de "un malentendido" y de razones mayoritarias
"políticas" y matemáticas. Y confirmando, por boca del primer
ministro y negociador polaco Donald Tusk, que "no hay Europa sin
Italia" y que no se puede tomar ninguna decisión sin su líder.
Una línea reiterada también por el viceprimer Ministro
Antonio Tajani, que -comprometido a apoyar a Meloni y a defender
la causa italiana de contar con "un vicepresidente y una cartera
importante" en la Comisión Europea- ha subrayado repetidamente
las "convergencias" entre su PPE y el ECR de la Primera Ministra
en múltiples frentes: desde Ucrania hasta la lucha contra la
inmigración ilegal. Volviendo a pedir un diálogo entre las dos
familias útil para dar una nueva forma a Europa y desplazar el
centro de gravedad de la futura mayoría. Lo cual, en opinión del
líder de Forza Italia, no debería involucrar de ningún modo
también a los Verdes.
Geometrías completamente opuestas a las de los
socialistas que, en cambio, han vuelto a apuntalar su línea
roja: "Ninguna colaboración con ECR" y "la extrema derecha". Lo
reiteraron reuniéndose a puerta cerrada antes del inicio de la
cumbre y dejando hablar al jefe negociador, el canciller Olaf
Scholz, escuchando también la voz su homólogo español y amigo
Pedro Sánchez, que justificó su ausencia en Bruselas por la
muerte de su suegro.
Y luego, más abiertamente, con las claras palabras de la
líder del Partido Demócrata de Italia, Elly Schlein, para
reiterar la barrera a "cualquier tipo de alianza con el ECR de
Meloni y con la ID de Marine Le Pen y Matteo Salvini". La única
manera de ampliar la mayoría, indicó la demócrata, es recurrir a
"otras familias democráticas como los Verdes europeos, con
quienes hay muchos objetivos compartidos, como la defensa del
Pacto Verde".
Las puertas del torbellino de reuniones entre familias
políticas se cerraron, pero los focos se desplazaron hacia el
escenario del Consejo Europeo. Mientras que, tras el bombardeo
de los últimos días, con intenciones explícitas anti
soberanistas pilotadas junto con Emmanuel Macron para definir la
lista de nombres, el tono de Scholz fue más conciliador hacia
los veintisiete países "todos igualmente importantes" para
proteger el acuerdo.
Un acuerdo que, destacó también el liberal Mark Rutte, fue
cerrado por los grupos mayoritarios, para los cuales la
presencia de ECR es "inaceptable", sin querer "excluir" a
Italia. La primera ministra, por su parte, tuvo, según confiaron
algunas fuentes de la UE, "un enfoque constructivo".
Corresponderá al presidente del Consejo Europeo, Charles
Michel, reunir el consenso de los Veintisiete. Y solo si esto no
fuera posible, el paquete podría someterse a votación.
Considerado ahora "irrecuperable", el único no seguro sería el
de Viktor Orban. Mientras que, además de Italia, solo la
Eslovaquia de Robert Fico aún no ha dado su bendición. Un frente
de oposición reducido ante el cual - sin ir "demasiado rápido"
y, en palabras de la futura Alta Representante Kaja Kallas, "sin
blandir la piel del oso antes de dispararle", se blindan los
rostros de la nueva Europa. (ANSA).