Riccardo Rimondi
(ANSA) - BOLONIA 27 JUN - El presidente de la República pide
la verdad a los países aliados sobre la masacre de Ustica.
Aquella que ha estado ausente durante 44 años. Era la noche del
27 de junio de 1980 cuando el DC-9 de la compañía Itavia, que
partió de Bolonia con destino a Palermo, desapareció en las
aguas de la isla siciliana, llevándose consigo a 81 víctimas.
Del mar solo emergieron cuerpos, restos y muchos engaños.
Hoy, con motivo del aniversario de la masacre, es el jefe de
Estado Sergio Mattarella quien pide la verdad.
"La República no se cansará de seguir buscando y pidiendo
colaboración también a los países amigos para reconstruir
completamente lo que ocurrió", promete en su mensaje.
"La República fue profundamente marcada por esa tragedia,
que sigue siendo una herida abierta también porque aún falta una
verdad completa, lo cual contrasta con la necesidad de justicia
que alimenta la vida democrática", agrega.
El DC9, como se sabe, fue derribado "como resultado de
acciones militares de intercepción" ocurridas en el contexto de
una "guerra de facto y no declarada", como escribió el juez
Rosario Priore en 1999.
Pero después de 44 años todavía falta un responsable por la
masacre, además de una causa claramente definida.
Hace apenas unos meses, en una entrevista en Repubblica, el
ex primer ministro Giuliano Amato revivió la teoría del misil
francés, lanzado "con la complicidad de los estadounidenses y
quienes participaron en la guerra aérea en nuestros cielos" con
el objetivo de "acabar con Gaddafi".
Palabras que vuelven a poner el foco sobre París, como hizo
Francesco Cossiga en 2008 y como hizo recientemente el ex
agregado militar de la embajada de Francia con Massimo Giletti.
Pero aún falta una palabra 'final'. En Bolonia, donde las
instituciones y los familiares de las víctimas se reunieron en
el consejo municipal como cada año para recordar la masacre, las
palabras de Mattarella hacen mella: "Este año creo que sus
palabras no son solo de circunstancia", dijo el alcalde Matteo
Lepore.
"Ustica está en nuestras venas, aunque hayamos nacido
después de 1980, gracias a este trabajo extraordinario en la
construcción de una comunidad que pudiera caminar junta", añadió
el alcalde.
La presidenta de la asociación de familiares, Daria
Bonfietti, recoge las palabras del jefe de Estado y las relanza:
"No son enemigos Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Bélgica,
que esa noche estaban en el cielo. ¨Qué hacían allí? ¨No podemos
hacerlos hablar? ¨No lo logra la justicia? Bien: que lo logre la
política, el gobierno". Y si no lo logran, propone
provocativamente un "embargo".
Bonfietti luego mira también hacia el ejecutivo, recordando
el compromiso de la asociación mientras "el gobierno de Meloni
debe ser denunciado por su incumplimiento".
Esta ha sido la primera conmemoración después de la muerte
de Andrea Purgatori y los recuerdos emocionados durante las
celebraciones por uno de los periodistas que más se esforzó por
romper el muro de silencio en torno a la masacre.
En la sala, pidiendo una vez más la verdad también para los
familiares, estaba el siciliano de 86 años Pasquale Diodato,
quien desde el 27 de junio de 1980 llora a su esposa, tres hijos
y una cuñada: "¨Mattarella? Ya no creo en nadie", dice. (ANSA).