Por Giampaolo Grassi
(ANSA) - ROMA 28 JUN - El juego es cada vez más difícil, pero
los juegos no han terminado. La votación sobre los altos cargos
en Europa abre escenarios complejos en Bruselas, con algunas
repercusiones en las relaciones mayoritarias en Italia. En la
UE, la primera ministra Giorgia Meloni votó en contra de Kaja
Kallas para el cargo de Alta Representante de Asuntos Exteriores
y en contra de Antonio Costa para la presidencia del Consejo
Europeo.
Pero se abstuvo tras la confirmación de Ursula von der
Leyen como jefa de la Comisión Europea, dejando así destellos de
diálogo para el juego de los comisarios: hay roles y
delegaciones en juego. Y la votación en el Parlamento Europeo.
En el Consejo Europeo, Meloni rechazó "el método y el
mérito" de las elecciones, pero evitó fracturas con Forza
Italia: "tuvo en cuenta nuestra posición", señaló el viceprimer
ministro y canciller, Antonio Tajani.
Lo que actuó como amortiguador entre el gobierno italiano y
el PPE (Partido Popular). Una situación que no resultaba muy
cómoda para el ministro de Asuntos Exteriores, sobre todo
teniendo en cuenta que su nombre circulaba entre los candidatos
en caso de que fracasara la opción Von der Leyen bis.
Meloni se ha mantenido fuera de escena por ahora. Para que
el resultado llegue a casa, a partir de ahora será fundamental
el resultado de las negociaciones con Von del Leyen sobre los
roles en la Comisión: desde esta perspectiva, la abstención
italiana en el Consejo Europeo podría ser beneficiosa, se dice
desde los círculos políticos nacionales.
El objetivo -se argumenta en algunos sectores de la
mayoría- sería obtener para Italia una vicepresidencia de la
comisión y una delegación poderosa. En primer lugar, uno
vinculado a la supervisión del PNRR (el Plan de Recuperación de
la UE). Sin embargo, se trata de un resultado que se considera
muy difícil de alcanzar: por eso también se habla de una
delegación sobre la cohesión o que en cualquier caso tenga
relación con el PNRR.
Entre los nombres de los candidatos sigue circulando el
del ministro Raffaele Fitto. Actualmente, el Palacio Chigi
guarda silencio sobre las posibles estrategias de la Primera
Ministra. Para la oposición, sin embargo, no hay ninguna
estrategia que se mantenga: "Es la primera vez que Italia juega
al escondite, a negociar bajo la mesa", comentó el eurodiputado
del PD (PArtido Demócrata) Brando Benifei. "No es digno de
Italia, estamos llamados hacerlo peor que Orban", disparó.
El que ocupa los puestos más altos, explicó el
eurodiputado del M5S Pasquale Tridico, fue "un euroflop que
perjudica a Italia. Nuestro país se ha aislado".
El diputado de la Alianza Verde-Izquierda, Angelo Bonelli,
recordó que "Italia siempre ha tenido papeles importantes en
Europa. Hoy, debido a las políticas fallidas de Meloni, estamos
marginados".
Pero queda partido por jugar. Hay que esperar para una
valoración definitiva. En las negociaciones europeas, Meloni
también podría poner sobre la mesa los votos de sus
eurodiputados cuando, el 18 de julio, la Cámara sea convocada
para dar luz verde definitiva a la confirmación de Von der
Leyen. Aunque entre los oponentes de la Primera Ministra
italiana hay quienes apuestan a que la presidenta de la comisión
intentará protegerse, quizás con los Verdes, dado que el
universo de la derecha está bastante agitado.
Y luego, manifiestan algunas fuentes, el voto es secreto.
Pero el momento de la verdad llegará a principios de julio,
cuando el Parlamento Europeo defina oficialmente la composición
de los grupos. El acuerdo sobre los puestos más altos lo
alcanzaron el Partido Popular, los Socialistas y los Liberales.
Para Matteo Salvini, secretario de un partido que forma
parte del ID (Identidad y Democracia) en Europa, fue "un gesto
más de arrogancia y falta de respeto hacia los ciudadanos que
pidieron cambios por parte de Bruselas y los burócratas europeos
que reconfirmaron el Von der Leyen en equipo con la izquierda y
los socialistas, que tanto daño han hecho en estos 5 años".
"Fue un golpe de Estado y la democracia nos exige
reaccionar con todos los medios posibles", añadió Salvini. Un
análisis que no gustó al aliado del gobierno, el canciller
Tajani: "Estas palabras no tienen ninguna influencia a nivel
europeo. Son juicios políticos. No es mi lengua, no influyen en
el peso de Italia, que es un país fundador de Europa", dijo el
jefe de la diplomacia italiana. (ANSA).