Por Franco Quintano
(ANSA) - BELGRADO 29 JUN - "Es un ataque probablemente
dirigido a nosotros", expresó el embajador israelí en Serbia,
Yahel Vilan, al dar sentido al atentado en Belgrado contra la
sede diplomática del Estado judío, donde un joven, de 25 años,
disparó con una ballesta e hirió a un gendarme de guardia, antes
de ser muerto por la reacción de un agente.
Un episodio que el ministro serbio del Interior, Ivica
Dacic, y las otras autoridades no dudaron en calificar como un
"acto terrorista". Describieron al atacante como un ciudadano
serbio ligado al movimiento wahabita, el ala ultraconservadora y
fundamenalista del Islam.
El nombre del atacante asesinado, precisó Dacic, es Milos
Zujovic, que se convirtió al Islam con el nombre religioso de
Salahudin. El joven extremista era originario de Mladenovac, una
localidad al sur de Belgrado, y residente en Novi Pazar, la
ciudad del suroeste de Serbia, capital de Sanjak, una región de
mayoría musulmana. Vilan no estaba en el lugar y ningún otro
miembro del personal de la embajada resultó herido. El ataque en
la capital serbia se produjo en el contexto de una vasta campaña
de antisemitismo en todo el mundo, vinculada al conflicto en
Medio Oriente y a la condena de Israel por las continuas
masacres de civiles palestinos en Gaza.
El embajador Vilan agradeció a las autoridades serbias sus
esfuerzos para garantizar la seguridad y, en particular, al
valiente oficial que detuvo al atacante, poniendo en riesgo su
vida. Tras el atentado, el ministro Dacic decretó la alerta roja
por la amenaza terrorista en Belgrado y en el resto del país, y
ordenó un refuerzo significativo de las medidas de protección de
las embajadas, los edificios públicos pero también los centros
comerciales, los lugares de reunión y los lugares especialmente
concurridos en estos calurosos días de verano. Se llevaron a
cabo registros en diversos lugares y domicilios de sospechosos
en connivencia con círculos terroristas.
El primer ministro serbio, Milos Vucevic, habló de un
"ataque terrorista odioso" cometido por un individuo, pero Dacic
fue más allá al hablar de un atentado vinculado a la actividad
de otras personas sospechosas de tener vínculos con el
movimiento wahabí: se llevaron a cabo varias detenciones
preventivas. Tanto Dacic, como el presidente Vucic y otros
funcionarios del gobierno visitaron al oficial herido en el
hospital, que fue operado de una grave herida en el cuello y
ahora se encuentra en condición estable. En declaraciones a los
periodistas, Vucic condenó enérgicamente el ataque y confirmó
que se busca a otras personas por presuntos contactos con
círculos terroristas.
Y añadió que en Serbia hay alrededor de un centenar de
grupos y formaciones que son vigilados atentamente por sus
actividades ilegales y su connivencia con el terrorismo: "No
tendremos piedad en la lucha". En Serbia existe una importante
comunidad musulmana, tanto en Sanjak, donde la población es
mayoritariamente de etnia bosnia, como en el llamado Valle de
Presevo, al sur, en la frontera con Kosovo, cuyos habitantes son
en gran parte de etnia albanesa.
Y en ambas regiones, las poblaciones locales piden mayor
autonomía y libertad de acción, incluidos programas escolares,
fiestas religiosas y contactos políticos con grupos de países
vecinos con poblaciones musulmanas.
Usame Zukorlic, ministro musulmán serbio, condenó el ataque
a la embajada de Israel, y afirmó que cualquier forma de
violencia que ponga en peligro la vida de las personas es
inaceptable y contraria a todos los valores: "Quienes cometen
tales crímenes en nombre del Islam no hacen más que causar un
daño enorme al Islam, transmitiendo a la gente una imagen
equivocada de esta religión, que es una religión de paz".
(ANSA).