Por Mattia Bernardo Bagnoli
(ANSA) - BRUSELAS, 25 OTT - La finalización (de la
entrevista) en este caso es el comienzo. "Me disgusta decirlo,
pero en Ucrania estamos perdiendo la guerra". Gabrielius
Landsbergis, clase '82, canciller lituano y nieto de Vytautas,
héroe del movimiento independentista báltico de la URSS, desde
el comienzo de la guerra en Ucrania figuró entre los políticos
europeos más cercanos a Kiev.
Cuestión de confines y de historia. Ahora, en la onda de las
hipótesis, siempre más reales, de un directo compromiso de Corea
del Norte en el conflicto, se dijo "alarmado" por la enésima
superación de una "línea roja" en la escalada del conflicto. Es
necesario retomar la idea de Francia de enviar tropas Ucrania,
"en un rol o en otro", y no descartar 'a priori' otras
soluciones, como las "compañías de armas privadas".
Landsbergis -en el curso de una entrevista con ANSA- no
ahorra críticas a la coalición occidental culpable, a su
entender, de "no actuar" con la necesaria decisión de frenar a
Rusia. "En el aire siento un olor a traición", confía.
"Hay muchas personas que desearían que Ucrania capitulara
así los problemas desaparecerían, tanto las sanciones o Corea
del Norte. Pero yo me pregunto: ¨Con todo aquello que invertimos
en Ucrania, políticamente y financieramente, Occidente podría
permitírselo?", prosigue. Y también porque si otros países
piensan que basta "intercambiar los territorios, dividir
Ucrania" para frenar a Putin, "se equivocan".
La historia, precisamente, cuenta. "Los Bálticos fueron
intercambiados, no sirvió: nuestro punto de vista estamos en
1938". Una visión muy clara que refleja mucho de aquello que se
piensa en gran parte de Europa, de este a norte". "La diferencia
es que no podemos darnos el lujo de la ingenuidad a lo (Neville)
Chamberlain: él quizas puede ser excusado, no nosotros,. Sabemos
cómo funciona, se ofreces un pedazo de tierra a Moscú tomará
algún otro", asegura.
"Y hoy están ahí afuera diversos Chamberlain, solo que es más
difícil admitirlo".
La incómoda verdad es que sirve hacer más. "No hablo de una
intervención de la OTAN, pero de París con otros aliados",
precisa. Y sobre la hipótesis de los mercenarios. "Participé en
conversaciones en las cuales se discutió esto, si algunas líneas
rojas pueden ser removidas o no como, por ejemplo, permitir a
compañías de armas privadas ir a Ucrania, y pienso que ello
podría sucedere: basta observar lo que fue hecho con los activos
rusos inmovilizados, si existe la voluntad podemos hacer muchas
cosas". En suma, si las cosas no cambian, el riesgo es que
Ucrania continúe perdiendo terreno con consecuencias nefastas
para toda Europa, y no únicamente en el flanco este.
Es necesaria un foto hacia adelante. "Italia -subraya-
demostró que, en verdad, está en grado de proporcionar
resultados, con políticos que tienen una clara comprensión
geopolítica".
"El punto es otro: elaboramos cálculos con nuestros amigos
nórdicos y establecimos que, con las últimas entregas de ayuda
militar de Suecia y Dinamarca, nuestros países, en términos de
números reales, no per capita, son los segundos donantes luego
de Estados Unidos. Pero nuestras economías no son el G7".
"Cuando observamos que los países del Quod (Estados Unidos,
Reino Unido, Alemania y Francia) se reúnen en Berlín para
hablar, con toda probabilidad de Ucrania, querriamos que quien
discute el futuro de la región esté al menos a la altura de
nuestro compromiso financiero, dejando de lado, obviamente, a
Estados Unidos".
"Nosotros -concluye Landsbergis- tenemos una perspectiva
diferente y creo que un representante de los países
nórdicos-bálticos debería estar presente en esa sala, en este
trabajo, porque pagamos el derecho de estar allí, en todo caso".
(ANSA).