Por Livia Parisi
(ANSA) - ROMA 30 OCT - Alrededor de 8,2 millones de personas
en el mundo recibieron un diagnóstico de tuberculosis en 2023,
el número más alto registrado de 1995 hasta hoy. Pero aun muchos
casos permanecen en el anonimato, tanto que aquellos estimados
son más de 10 millones.
Estas cifras colocan "nuevamente a la tuberculosis (TBC)
como la principal amenaza infecciosa en 2023, superando al
Covid-19", y dejando atrás al HIV.
Mientras tanto se difunden las formas resistentes a los
fármacos, los financiamientos permanecen por debajo de lo
necesario y la investigación está "gravemente desfinanciada",
según el cuadro proporcionado por el Global Tuberculosis Report
2024 publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La tos, que dura semanas y que en el tiempo puede estar
acompañada por sangre al expectorar, es el típico síntoma de la
enfermedad causada por el Mycobacterium tuberculosis,
descubierto en 1882 por Robert Koch. No obstante, es prevenible
y curable, provocó 1,25 millones de decesos en 2023, aunque en
disminución respecto a los 1,32 millones de 2022.
La terapia puede durar hasta 18-24 meses, por ello muchas
personas no toman los fármacos por todo el período necesario y
facilitan, de esta manera, la difusión de formas resistentes que
representan una criticidad a la sanidad pública: de las 400.000
personas con tuberculosis fármaco-resistentes, únicamente el 44%
fue tratada en 2023.
Y aunque está presente en todo el mundo, la enfermedad
aqueja, sobre todo, a 30 países de bajo y medio rédito. En
particular, India (26%), Indonesia (10%), China (6,8%),
Filipinas (6,8%) y Pakistán (6,3%). Juntos cubren el 56% de los
casos totales.
Italia es definida por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) como un país "de baja endemia", con menos de 10 casos
registrados cada 100.000 habitantes.
En 2021, últimos datos disponibles en el sitio del
ministerio de Salud, fueron notificados 2.480 casos de
tuberculosis. Sin embargo, uno de los problemas es la baja
detección: la brecha entre casos estimados y casos
diagnosticados en 2023 fue de unos 2,7 millones.
"Tenemos los instrumentos para prevenir, individualizar y
curar la enfermedad.
Necesitamos aumentar su uso", dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus,
director general de la OMS. No obstante el compromiso de los
países en poner fin a la tuberculosis en 2030, la epidemia no
muestra signos de desaceleración.
Entre los motivos, el hecho de que los financiamientos
globales para los medicamentos y vacunas ulteriormente
disminuyeron y se ubican por debajo de lo necesario: en 2023
estaban disponibles solamente 5.700 millones de dólares respecto
al objetivo anual de 22.000 millones de la misma moneda.
Incluso la investigación se halla "severamente
desfinanciada, con solo un quinto del objetivo de 5.000 millones
de dólares alcanzado en 2022", se lee en el informe.
En especial, respecto a vacunas, apunta la atención de la
OMS: la BCG (bacilo de Calmette-Guérin) es hoy la única
autorizada y, si bien suministra una moderada eficacia para las
formas graves en los niños, no protege bien a adolescentes y
adultos.
Expectativas llegan por un nuevo antídoto aún en fase de
experimentación, desarrollado gracias al Instituto Nacional de
Salud, en Estados Unidos. Fácilmente conservable e inyectable,
podría convertirse en un arma fundamental contra la que sigue
siendo una de las 10 principales causas de muerte en el mundo.
(ANSA).