Por Claudio Salvalaggio
(ANSA) - WASHINGTON, 01 NOV - En las elecciones del 5 de
noviembre podría producirse un doble giro sin precedentes en el
Congreso: el Senado (un tercio de los 100 escaños renovados)
regresaría a los republicanos y la Cámara de Representantes
(renovación completa) pasaría a los demócratas, aunque el
segundo escenario parezca más incierto, según las encuestas.
Actualmente, el partido del asno controla el Senado con una
mayoría muy estrecha (51 a 49). Al Grand Old Party bastan
únicamente dos bancas para reconquistar la Cámara más
importante, la que confirma también los nombramientos
presidenciales.
Si, como se prevé, confirmarán sus 11 bancas (todas jugadas
en casa) y sacarán una, el Senado estará igualado pero tendrá el
voto decisivo el vicepresidente, en caso que Donald Trump
retorne a la Casa Blanca. Y una banca más parece ya hipotecada
en Virginia del Oeste, estado rojo donde no se volvió a postular
el senador independiente Joe Manchin que colaboraba con los
demócratas, aunque a menudo sigue siendo una espina clavada en
su costado.
Si, en cambio, se adjudican dos nuevas bancas (la segunda
más probable es en Montana), los republicanos controlarán el
Senado, prescindiendo de quien sea presidente.
Ciertamente, sería una mayoría frágil porque la dos
senadoras moderadas Lisa Murkowski (Alaska) y Susan Collins
(Maine) votaron, a menudo, con los demócratas y también contra
Trump: en tal caso adqurirían una influencia crucial.
Pero el GOP podría alcanzar también 54-55 escaños si
arrasara con los Estados indecisos del Muro Azul. Para los
demócratas, que tienen que defender 23 escaños, muchos de ellos
en estados rojos y morados, es un desafío cuesta arriba:
conforme el ábaco de RealClearPolitics, la carrera está ahora de
50 a 43, con 7 escaños "toss-up" (es decir, en juego), de los
cuales 6 están ahora en manos de los demócratas (el único
republicano en dificultades es Ted Cruz en Texas).
La carrera por la Cámara parece aún más cuesta arriba para
los demócratas, donde sus rivales tienen 221 escaños -tres más
que el quórum mayoritario- frente a sus 214. Conforme
RealClearPolitics, el mapa muestra por ahora a los demócratas
con 196 escaños, el Partido Republicano con 207, mientras que
los 'toss-up' son 32. Pero en las evaluaciones finales del Cook
Political Report, los demócratas son los favorecidos con 205
escaños, mientras que los republicanos con 208, lo que deja 22
escaños en la columna de los "toss-up". Si el botín más
discutible se dividiera a la mitad, los republicanos mantendrían
su mayoría por un margen aún más estrecho de 219 a 216 escaños.
Si, en cambio, cada uno de los dos partidos defendiera sus
territorios, los demócratas alcanzarían el umbral mágico de 218,
mientras que sus oponentes se quedarían un escaño por debajo
(217).
El recorrido hacia la mayoría pasa a través de distritos
diseminados en todo el país, en los tradicionales estados claves
(Pennsylvania, Arizona, Wisconsin y
Michigan) y, sorprendentemente, en los estados fiablemente
liberales de California y Nueva York, donde reside la mayor
parte de los 16 republicanos que representan los distritos
ganados por Biden en 2020.
Se espera que los republicanos obtengan tres escaños en
Carolina del Norte luego de controversias sobre la repartición
de los distritos, mientras que se aguarda que los demócratas
obtengan dos en Luisiana y Alabama después de que la Corte
Suprema dictaminó que ambos estados trazaron líneas distritales
con la intención de diluir los votos en áreas predominantemente
afroamericanas. (ANSA).