(ANSA) - ROMA, 08 NOV - De París y Berlín, de Roma y Madrid,
de Washington al Palacio de Cristal de Nueva York. Toda Europa,
y más allá, ha condenado firmemente la agresión sufrida por los
aficionados de fútbol israelíes del Maccabi Tel Aviv tras el
partido contra el Ajax en Ámsterdam.
Los tonos más fuertes fueron los de las autoridades
neerlandesas, que ofrecieron un mea culpa por haber permitido
que todo esto sucediera. Es el caso del rey Guillermo, que evocó
la Shoá, subrayando que incluso en esta ocasión "no hemos
podido" proteger a la comunidad judía. Y la comparación con los
pogromos nazis ha regresado de muchos sectores.
Para Países Bajos, la violencia del jueves por la noche,
que causó al menos cinco heridos entre los partidarios de
Israel, fue el segundo episodio de antisemitismo en pocas
semanas, pero esta vez fue algo mucho más grave que los
incidentes del 15 de octubre, siempre durante un partido de
fútbol, ;;cuando se gritaron consignas anti judías. En este
clima de consternación nacional, el rey Guillermo llamó al
presidente israelí, Isaac Herzog, para expresarle su pesar: "Le
fallamos a la comunidad judía de los Países Bajos durante la
Segunda Guerra Mundial, y anoche fallamos de nuevo", según sus
palabras.
"Los responsables serán procesados", prometió el primer
ministro Dirk Schoof, quien expresó "vergenza". Aún más duro
fue Geert Wilders, líder de la ultraderecha nacionalista que se
convirtió en el partido más grande del país después de las
últimas elecciones. El jefe de los soberanistas, que ha hecho
del desafío al Islam uno de los rasgos distintivos de su línea
política, habló de un "pogromo en las calles de Ámsterdam", y
denunció que su país se ha convertido en la "Gaza de Europa".
Además, al hablar con el premier israelí, Benjamin
Netanyahu, aseguró que "hará todo lo posible para detener y
expulsar a los islamistas radicales".
Los ataques contra judíos, que aumentaron en Europa después
del 7 de octubre (cuando Hamás masacró a judíos), también son
motivo de alarma para otras capitales. La primera ministra de
Italia, Giorgia Meloni, tras los acontecimientos en Países
Bajos, denunció un "antisemitismo rampante, inaceptable",
afirmando la necesidad de "garantizar la plena seguridad a los
ciudadanos de la religión judía". "Un episodio vergonzoso que
nos retrotrae a los tiempos oscuros del nazismo", se hizo eco el
ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani.
Emmanuel Macron también evocó las "horas más oscuras de la
historia", y prometió que "Francia seguirá luchando sin tregua
contra el antisemitismo". Debemos ser "implacables", tronó la
líder de la derecha Marine Le Pen, una de las primeras en
pronunciarse.
El canciller alemán Olaf Scholz habló de "violencia
insoportable", según la cual "quien ataca a los judíos, nos
ataca a todos". Para la presidenta de la Comisión de la UE,
Ursula von der Leyen, "el antisemitismo no tiene cabida en
Europa" y apuntó que la decisión es "luchar contra todas las
formas de odio".
Una condena similar provino de los gobiernos español y
británico, y también del otro lado del Atlántico. El presidente
estadounidense, Joe Biden, señaló con el dedo actos
"despreciables", mientras que para el primer ministro
canadiense, Justin Trudeau, fue un episodio más de
"antisemitismo repugnante". Episodios "impactantes", denunció
desde Nueva York a el secretario general de la ONU, Antonio
Guterres. (ANSA).