Por el enviado Fabrizio Finzi
(ANSA) - PEKIN 8 NOV - "Un nuevo punto de partida histórico":
ésas fueron las palabras del presidente chino, Xi Jinping, quien
hoy, al recibir a su colega italiano, Sergio Mattarella, lanzó
una reapertura de las relaciones ítalo-chinas tras los
malentendidos derivados de la cancelación italiana del acuerdo
de la "Ruta de la Seda".
El mandatario chino se mostró especialmente cálido con
Mattarella, quien realiza su segunda visita a China.
En efecto, Xi Jinping definió al Jefe de Estado italiano como
"un viejo amigo del pueblo chino y un buen amigo mío", revelando
que, en los últimos años, hubo numerosas llamadas telefónicas y
varias cartas entre ellos que mantuvieron una "estrecha
cooperación bilateral" incluso en momentos difíciles.
De hecho, la visita de Estado de Mattarella fue apreciada por la
parte china y ambos líderes pudieron hablar sobre los asuntos
más espinosos en un ambiente de "amabilidad".
Entre los temas, se deslizaron los aranceles y también la
necesidad de construir un nuevo orden mundial que capte mejor
los rapidísimos cambios internacionales.
Un tema que le interesa a China y que Mattarella escuchó con
atención, sin prejuicios ideológicos.
"China e Italia son grandes civilizaciones" y "hay cambios en el
mundo que no se habían visto en un siglo", afirmó el líder chino
tras una conversación de 50 minutos con Mattarella en el Gran
Salón del Pueblo de Pekín.
"En el mundo se están produciendo grandes cambios, intensos,
profundos y rápidos" y, para afrontarlos, sería necesario un
clima de "concordia para un examen común", se hizo eco
Mattarella, mostrando una fuerte armonía de percepción.
La sensación es que, verdaderamente, Italia y China pueden ahora
viajar juntas a una velocidad diferente, como lo demuestra la
firma de diez acuerdos y memorandos que van desde la cooperación
cinematográfica hasta la competencia.
Por lo tanto, a nivel cultural -Italia presiona mucho en este
sector- Roma y Pekín se reconocen sobre la base de una historia
milenaria común.
De hecho, en la capital se encuentra, en el complejo escultórico
del Monumento del Milenio de China, un enorme bajorrelieve con
los 100 personajes que hicieron la historia de China: entre
ellos, sólo dos occidentales, que son italianos: Marco Polo y
Matteo Ricci.
Se trata de una historia antigua, hecha de "curiosidad y estima,
del deseo de aprender de los demás para crecer y mejorar en el
interés común", resumió Mattarella.
La visita del presidente, que sigue a la misión de la premier el
pasado mes de julio, fue de plena reconciliación, en la que se
dejaron de lado las grandes diferencias de opinión, conscientes
de que China es cada vez más un actor global y un gigante
económico donde, por ejemplo, los autos eléctricos casi
alcanzaron a los térmicos y los scooters ahora son todos
eléctricos.
Un país que innova a un ritmo desconocido, por lo cual, muchos
consideran que sería un error seguir considerándolo como la
patria de las copias.
Por lo tanto, no se pudo evitar hablar del problema de los
aranceles europeos y de los retrasos paralelos de la Unión
Europea en la electrificación.
Por eso mismo, la necesidad de lograr un mercado mundial más
libre, sin barreras, estuvo en el centro del diálogo entre ambos
presidentes.
Sin cierres en principio y lejos de eslóganes, Xi y Mattarella
pudieron encontrar caminos para un diálogo constructivo que
pueda tener en cuenta las necesidades chinas y europeas.
"Queremos fortalecer la Asociación Estratégica Integral y
promover las relaciones bilaterales para entrar en una nueva
etapa de desarrollo", confirmó el líder chino.
Sin "tentaciones de retornos anacrónicos a un mundo de bloques
opuestos", completó el presidente italiano. (ANSA).