Por Silvana Logozzo
(ANSA) - TEL AVIV, 08 NOV - La conmoción de Israel por el
linchamiento de los aficionados del Maccabi Tel-Aviv en
Ámsterdam se percibía en los rostros de los jóvenes sentados en
los cafés de Tel Aviv para el brunch ritual antes de que
comience el Shabat.
De hecho, pasaban sus teléfonos móviles con videos de los
salvajes ataques, sin comentarios y mirando consternados lo que
ocurría en el corazón de Europa.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, condenó el
ataque antisemita, pero sobre todo destacó la importancia que
tiene la fecha del 9 de noviembre en el calendario europeo: "El
86§ aniversario de la Kristallnacht ("la noche de los cristales
rotos") se celebró en las calles de la capital holandesa, cuando
los judíos en suelo europeo fueron atacados porque eran judíos.
Sucedió de nuevo", dijo.
El aniversario de la Kristallnacht saca de los libros de
historia los fragmentos de vidrio de miles de comercios judíos
saqueados y destruidos que se alineaban en las calles de
Alemania, Austria y parte de Checoslovaquia: aquella noche,
entre el 9 y el 10 de noviembre, cientos de sinagogas fueron
atacadas, destruidas e incendiadas.
Se ordenó a los bomberos que los dejaran quemarse, mientras
los cementerios fueron profanados, y los judíos fueron atacados
y asesinados por tropas de asalto, instigadas por funcionarios
del partido nazi, las Juventudes Hitlerianas y el ministro de
Propaganda, Joseph Goebbels.
El pogromo de noviembre marcó el punto de inflexión en la
persecución que llevó al exterminio de 6 millones de judíos
europeos.
"Hoy hay una diferencia, sin embargo, el pueblo judío tiene
ahora su propio Estado", subrayó el primer ministro israelí,
añadiendo que "quienes están detrás de los ataques no sólo
representan un riesgo para los judíos, sino para todo el mundo
libre".
Las declaraciones de Netanyahu se produjeron por la tarde,
cuando el primer vuelo con los aficionados del Maccabi Tel Aviv
evacuados de Amsterdam aterrizaba en el aeropuerto Ben Gurion y
el Ministerio de Asuntos Exteriores declaraba que todos los
israelíes en la capital holandesa habían sido localizados.
La aerolínea El Al, que normalmente observa la tradición
religiosa y no opera en el Shabat, con el permiso de los rabinos
puso a disposición tres aviones para llevar a los aficionados a
casa.
"Vi mi final. Hui de la gente sedienta de sangre,
simplemente porque soy judío. Nunca lo imaginé. Nos bajamos del
tren después del partido, había miles de musulmanes que
comenzaron a golpear y linchar a los israelíes".
"Bajaban de taxis o llegaban en motos. Intentaron
capturarnos a la mayor cantidad posible, estaban por todas
partes. Nos registramos en el primer hotel que vimos y nos
quedamos allí toda la noche. Gracias a Dios estamos a salvo",
dijo a los medios locales Liv Zengi, quien estaba en Amsterdam
con su novio Raviv para ver el partido del Maccabi
"El testimonio de un aficionado, un reservista de treinta
años, fue citado en la red social X por el líder de los
soberanistas holandeses Geert Wilders: "Acabo de regresar de
Gaza después de 4 meses, lo que viví en Holanda no es menos
aterrador".
"Me atropellaron, me apuntaron con un cuchillo. Estoy
herido, nos tendieron una emboscada. La policía no estaba, nos
abandonaron. Yo y varios cientos de fans estábamos rodeados en
el hotel. Sólo queremos volver a casa", admitió.
Los jugadores del Maccabi también regresaron, y
permanecieron en silencio ante las preguntas de los periodistas.
Sólo el centrocampista y capitán de la selección Eran Zahavi
respondió: "Nuestros aficionados vinieron a ver el partido. Lo
que pasó es una vergenza, una vergenza". (ANSA).