Por Michele Esposito
(ANSA) - BRUSELAS, 10 NOV - El martes próximo, Italia podría
haber ganado oficialmente la vicepresidencia ejecutiva de la
Comisión de la UE. La línea de meta es claramente visible, pero
el camino para llegar hasta allí no está del todo claro.
El ministro de Asuntos Europeos, Raffaele Fitto, el
candidato de la premier Giorgia Meloni, que le simpatiza a la
presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, no convenció a
los socialistas. O, al menos, todo el grupo S&D. Los alemanes y
franceses no bajaron sus trincheras.
La cuestión sigue siendo la de asignar una
vicepresidencia ejecutiva a un representante de un partido que
no forma parte de la mayoría proeuropea y que no votó por el bis
de Von der Leyen el pasado mes de julio.
Justamente Von der Leyen se ocupa personalmente del
expediente. La semana pasada, cuando las candidatas Hadja Lahbib
y Jessika Roswall fueron pospuestas temporalmente por las
comisiones pertinentes del Parlamento Europeo, la alemana fue a
la Cámara Europea y habló extensamente con ellas. Para la
presidenta, no son admisibles más retrasos: el 1 de diciembre la
nueva Comisión debe tomar posesión de su cargo y comenzar a
planificar la estrategia europea frente al Estados Unidos de
Donald Trump.
Además, el juego matemático de la votación de candidatos
parece sellar el destino de Fitto. El candidato italiano será
examinado el martes junto con los otros cinco vicepresidentes in
pectore. La audiencia está prevista para las 9.30 horas, al
mismo tiempo que la de Kaja Kallas. Inmediatamente después será
el turno de Stéphane Sejourné y Roxana Minzatu. Teresa Ribera y
Henna Virkkunen cerrarán la jornada.
Un bombardeo anti-Fitto por parte de los socialistas
tendría un efecto inmediato: una represalia del ECR
(conservadores y reformistas) y el PPE (populares) contra
Minzatu y, sobre todo, contra Ribera, ambos del S&D.
A esto hay que sumar dos hechos. Fitto es ampliamente
considerado un hombre de diálogo, ciertamente no un extremista
anti-UE. El grupo ECR, en las audiencias de los 20 candidatos a
comisarios examinados hasta ahora por el PE, estuvo entre los
más diligentes a la hora de votar a favor de su ascenso,
independientemente del partido al que pertenezcan.
Sin embargo, como se viene diciendo desde hace semanas,
el tema es político. La apertura de Manfred Weber hacia la
derecha -no solo hacia el ECR, sino también hacia los Patriotas-
hizo saltar la alarma entre los socialistas, los verdes y los
liberales.
El peligro de una "mayoría venezolana" (como así se llama
la resolución sobre la cual se formó por primera vez)
alternativa a la de érsula se ha vuelto real. Lo que complica el
panorama son las tensiones internas en cada país, empezando por
la presión del líder de la CDU, Friedrich Merz, sobre el
canciller Olaf Scholz para que Alemania vuelva a las urnas.
"Fitto no puede ser vicepresidente y la posición de mi
grupo al respecto no ha cambiado"; advirtió el pasado jueves el
francés Raphael Glucksmann. En teoría, el candidato italiano
podría aprobar sin el sí del S&D y con el voto favorable de los
Patriotas, alcanzando así el quórum necesario de 2/3.
Pero para Von der Leyen surgiría un problema político
importante: los soberanistas del premier húngaro Viktor Orban,
que tienen a Donald Trump como estrella guía, resultarían
decisivos. Por este motivo, la Comisión inició una silenciosa
persuasión moral hacia Weber, con el objetivo de frenar todas
sus tentaciones de apertura a los soberanistas, permaneciendo en
el marco de una mayoría "de centro y pro-europeísta".
Sin embargo, el Parlamento suele reivindicar su papel en
estas ocasiones. No se descarta que Fitto se vea obligado a
realizar un examen adicional con preguntas escritas, como
ocurrió con el candidato a comisario húngaro.
La decisión sobre las respuestas del húngaro Oliver
Varhelyi a las preguntas escritas se espera para el lunes por la
tarde. Y a partir de aquí también quedará claro si, el martes,
la Cámara Europea será el escenario de tensiones políticas
normales o la antesala del caos. (ANSA).