Por Alessandro Logroscino
(ANSA) - LONDRA, 10 NOV - Un cielo gris profundamente otoñal,
en sintonía con el espíritu de una jornada dedicada a la
reflexión y al homenaje a quienes en el pasado sacrificaron sus
vidas en los campos de batalla en una época todavía marcada por
demasiados conflictos sangrientos; pero no sin un rayo de
esperanza para la familia real británica, al final de un 2024
"terrible" y lleno durante mucho tiempo de incógnitas en el
ámbito sanitario. Así tuvo lugar el Domingo del Recuerdo
("Remembrance Sunday") de este año, punto culminante de las
conmemoraciones del fin de la Primera Guerra Mundial en el Reino
Unido y en honor a los caídos de todos los conflictos.
Un acontecimiento marcado en Londres por la tradicional
procesión encabezada por el rey Carlos III para la colocación de
ofrendas florales en el cenotafio y sellado por el anunciado
regreso al escenario público de un compromiso ceremonial oficial
de la monarquía también de la princesa de Gales, Catalina,
esposa del heredero al trono Guillermo, por primera vez tras
completar en septiembre un largo tratamiento de quimioterapia y
tras meses de dura terapia y angustia.
Kate, como se la conoce familiarmente, observó la
ceremonia desde un balcón del Ministerio de Asuntos Exteriores
junto a Sophie, duquesa de Edimburgo. Mientras el soberano, que
lucha como ella contra un cáncer de naturaleza indeterminada
diagnosticado a principios de año, pero que ya hace algunos
meses ha regresado a sus funciones públicas, depositaba flores
con el uniforme de la Royal Navy, antes del saludo militar en el
monumento, que se destaca entre los edificios gubernamentales
que dominan Whitehall.
Estuvo seguido, además del príncipe William, por dos de
sus hermanos, Anna y Edward; por el primer ministro laborista,
Keir Starmer (también esperado en París mañana para la
conmemoración francesa, primer jefe de Gobierno del Reino Unido
en asistir desde Winston Churchill, en 1944); así como por el
nuevo líder del Partido Conservador y de la oposición
parlamentaria, Kemi Badenoch.
Al fondo, observando los habituales dos minutos de
silencio nacional, una reunión de autoridades, viejas glorias
políticas, altos funcionarios y súbditos, una cita embellecida
por la presencia de algunos últimos ancianos sobrevivientes de
la Segunda Guerra Mundial bajo la insignia de la Legión Real
Británica y la centenaria Asociación de Veteranos de las Fuerzas
Armadas de Su Majestad.
Kate, que ya ha aparecido en público en los últimos meses
en otras ocasiones menos oficiales, se ha entregado a distancia
a la curiosidad de los medios y del público, en aparentemente
buenas condiciones, aunque con algunos signos de cansancio en el
rostro: vestida de negro, como el resto de civiles presentes,
para subrayar el luto por el carácter conmemorativo del día, y
con las inevitables amapolas rojas (flor símbolo británico de la
memoria de los muertos en la guerra) en las solapas.
El rey, que cumplirá 76 años el jueves 14 de noviembre,
también se mostró pensativo, como requería la ocasión. Más aún
cuando parece acercarse la llegada de su delfín William, quien
esta semana evocó, al margen de una visita a Sudáfrica, la
experiencia de los últimos meses del cercano doble diagnóstico
de cáncer de su padre y de su propia esposa, lo que calificó de
situación "brutal" y como "la más difícil" de su vida adulta, al
tiempo que dijo estar "orgulloso" de la forma en que Kate y
Carlos fueron capaces de afrontar la enfermedad.
Una enfermedad para la que los indicios positivos parecen
reforzarse, aunque los protocolos médicos todavía prevén tiempo,
tratamientos y controles antes de poder establecer el objetivo
deseado de "remisión".
Los Príncipes de Gales también estuvieron presentes el
sábado por la noche, entre aplausos y sonrisas, en el concierto
Festival of Remembrance, en el Royal Albert Hall, junto al
monarca y otros miembros de la realeza.
Sin embargo, ausente -tanto en el concierto como en la
ceremonia del domingo- la reina Camilla, la esposa de 77 años de
Carlos, que sufrió a principios de esta semana "una infección
pulmonar estacional", según información del Palacio de
Buckingham, y se vio obligada a quedarse en casa como medida de
precaución. A la espera de poder reaparecer en público dentro de
"unos días". (ANSA).