Por Claudio Salvaggio
(ANSA) - WASHINGTON, 10 NOV - El segundo mandato de Trump en
la Casa Blanca podría plantear conflictos de intereses aún
mayores y más peligrosos que el primero. Para el patrimonio del
presidente electo, pero también para el de Elon Musk si, como
parece, tendrá un papel en la administración.
No es alentador que Trump haya dejado pasar el plazo para
firmar el compromiso ético obligatorio que le exige evitar
conflictos de intereses una vez que asuma el cargo. Un paso
requerido por la Ley de Transición Presidencial, una ley
actualizada firmada por el propio magnate en marzo de 2020.
Los temores vinculados a este compromiso, según CNN,
explicarían en parte por qué el presidente electo aún no ha
firmado otros dos acuerdos clave para comenzar las actividades
de transición con la Administración de Servicios Generales de la
administración Biden y la Casa Blanca: retrasos que también
podrían representar riesgos para la seguridad nacional.
Las presentaciones financieras más recientes de Trump
como candidato mostraron que continúa ganando millones con sus
propiedades, libros y acuerdos de licencia. Recientemente, él y
su familia también lanzaron un nuevo negocio de criptomonedas,
que ha experimentado un auge con el indicio de su victoria. Hoy
el valor de Bitcoin incluso registró un nuevo récord histórico,
superando el umbral de 80 mil dólares.
Sin embargo, una parte importante del patrimonio neto de
Trump está ligada a la empresa matriz de su plataforma de redes
sociales Truth, que cotiza en la Bolsa en Wall Street. Trump es
el accionista mayoritario y el viernes ganó 500 millones de
dólares simplemente con un post en el que desmintió los rumores
sobre su intención de vender sus acciones, que valen alrededor
de 3.700 millones de dólares.
Obviamente, el hecho de que un presidente tenga una
empresa que cotice en bolsa y pueda beneficiarse financieramente
de las declaraciones hechas en las plataformas de redes sociales
plantea preocupaciones éticas. Así como los diversos negocios de
su imperio, incluidas inversiones inmobiliarias en países
extranjeros (incluido Israel), que podrían generar sospechas
sobre su política exterior.
Los temores de una posible manipulación del mercado
también se ven aumentados por la anunciada implicación en el
gobierno de Musk, el hombre más rico del mundo y uno de los
contratistas más importantes del gobierno federal, desde el
Pentágono hasta la NASA: un arma suelta que corre el riesgo de
potenciar conflictos de intereses del presidente electo. (ANSA).