Por Marcello Campo
(ANSA) - BRUXELLES, 14 NOV - La Dana valenciana también corre
el riesgo de abrumar a Ursula von der Leyen, es que la amarga
batalla política por la responsabilidad por los graves retrasos
en dar la alarma en la ciudad española invadida por las aguas
desde hace días ha envenenado gravemente el clima político en
Madrid.
Y el durísimo enfrentamiento frontal entre el presidente
socialista Pedro Sánchez y el jefe de la oposición, el popular
Alberto Núñez Feijóo, se ha extendido a Bruselas: en el centro
de esta feroz oposición está la figura de Teresa Ribera, vice
premier, ministra de Transición Ecológica, pero sobre todo la
candidata designada por Sánchez para el puesto de comisaria y
vicepresidenta europea, con una cartera comunitaria de
primerísima importancia: Transición limpia, justa y competitiva
y Competencia.
Ribera lleva días siendo acusada por el Partido Popular
español de tener graves fallas en la gestión de las
inundaciones. Y el propio Feijóo pidió que no sea confirmada en
Bruselas antes de su comparecencia en el Congreso de Madrid,
prevista para el 20 de noviembre, para defenderse de las
supuestas acusaciones. Además, la reunión fue solicitada por la
propia Ribera para aclarar las imputaciones que pesan sobre
ella.
Pero el Partido Popular no se ha rendido y exige que
Sánchez reemplace a su candidata leal con otro. Por otro lado,
el PSOE afirma que los ataques populares son solo una forma de
encubrir los gravísimos pecados del gobernador valenciano,
Carlos Mazón. Hace apenas unos días, Ribera contó que la tarde
del desastre intentó contactar cuatro veces con Mazón, sin
lograrlo. Mazón no respondió a esas llamadas porque estaba
ocupado con un periodista, amigo suyo, en un almuerzo que duró 4
horas, de 14 a 18 horas.
El desafío entre el Partido Popular español y los
socialistas parece no tener salida. Iratxe García Pérez,
presidenta del grupo S&D (Socialistas y Demócratas), está
levantando las barricadas: para ellos, el nombramiento de Ribera
es un paso innegociable.
La cuestión es que, con votos en mano, Ribera corre el
riesgo de no ser aprobada, a diferencia de la otra manzana de la
discordia, el ministro italiano Raffaele Fitto. De hecho, en el
seno de las comisiones parlamentarias competentes, en la tercera
votación - después de las dos primeras con un quórum de 2/3 de
los miembros - una mayoría simple es suficiente para obtener luz
verde.
Ribera, sin el sí del PPE (que es el grupo mayoritario de
la Cámara Europea) está abocada a un estrepitoso fracaso. Fitto,
en cambio, incluso sin el voto favorable de los socialistas,
puede contar con la llamada "mayoría venezolana", formada por
populares, patriotas, extremistas de la Europa de las Naciones
Soberanas y, en la votación secreta, algunas posibles
incorporaciones del grupo Renew (Renovación). De ahí el
estancamiento de estas horas y las grandes dificultades por
parte de Von der Leyen para desenredar una madeja cada vez más
enredada a lo largo del eje Madrid-Bruselas. (ANSA).