Por Patrizia Antonini
(ANSA) - RIO DE JANEIRO 16 NOV - El primer viaje al
extranjero de Joe Biden como presidente de Estados Unidos en
2021 fue una misión de celebración para asegurar a los aliados
demócratas que Estados Unidos había regresado. Pero tras la
victoria de Donald Trump, las dos cumbres en el extranjero del
presidente saliente de Estados Unidos, la Apec en Lima y la del
G20 en Río de Janeiro el lunes y martes, son el último canto del
cisne, que se convierte en una advertencia sobre el rápido
cambio del orden global.
"El mundo se enfrenta a un cambio político importante",
afirmó Biden en Perú en su reunión con los líderes de Japón y
Corea del Sur. Un concepto que repetirá en su encuentro
bilateral con el chino Xi Jinping, y nuevamente con el
presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, con quien se
reunió en la Amazonia -lugar simbólico de colaboración en la
lucha contra el cambio climático- antes de aterrizar en Río. Una
cooperación en materia de medio ambiente, que ahora corre el
riesgo de desmoronarse con Estados Unidos bajo el liderazgo
republicano.
Por otro lado, Trump es el invitado de piedra en la cumbre
de Brasil, donde se negocia hasta el último minuto la
declaración final, en un intento de desenredar los nudos en los
expedientes geopolíticos de Ucrania y Oriente Medio.
El ruso Vladimir Putin deserta la cumbre de Río y envía de
nuevo al jefe de la diplomacia, Serghei Lavrov, que seguirá de
cerca el partido con Kiev, como ya ocurrió en la reunión de
Asuntos Exteriores del G20 de febrero, que acabó sin una
declaración final.
El cambio radical de Javier Milei en materia de impuestos a
los súper ricos en Argentina también ha complicado el trabajo de
los sherpas. Un recurso considerado como una fuente importante
para la Alianza en la lucha contra el hambre y la pobreza, uno
de los tres pilares -junto con la reforma de la gobernanza
global y la transición energética- del G20 liderado por Brasil.
En particular, vale la pena señalar que antes de llegar a
Brasil, Milei voló a Mar a Lago (Florida) para reunirse con el
magnate estadounidense y su ahora mano derecha, Elon Musk, y
salió con una declaración en la que plantea la hipótesis de un
eje de "faro del mundo" occidental, que se consolidará gracias a
la conducción de Trump en Washington, con "los Estados Unidos en
el Norte, Argentina en el Sur, la Italia" de Giorgia Meloni "en
la vieja Europa e Israel como centinela en la frontera en Medio
Oriente". Casi una profecía.
Un escenario que cuestiona a los observadores políticos y
ante el que la Unión Europea de Ursula von der Leyen y el Brasil
de Lula sienten la necesidad de acelerar el acuerdo UE-Mercosur.
El acuerdo entre los dos bloques, estancado desde hace más de
veinte años, podría concretarse también por razones
geopolíticas, además de económicas, permitiendo a los 27 una
mayor autonomía estratégica respecto de los Estados Unidos de
Trump y a los sudamericanos de los BRICS de Xi.
Según los últimos rumores, la firma -sólo en la parte
comercial del acuerdo- podría llegar ya el 6 de diciembre en la
cumbre del Mercosur en Montevideo. Si Milei lo permite. (ANSA).