(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO, 18 NOV - El Papa pide al G20
que "se tomen acciones inmediatas y decisivas para erradicar el
flagelo del hambre y la pobreza" y recalca que "estas acciones
deben emprenderse de manera conjunta y colaborativa, con la
participación de toda la comunidad internacional".
"La implementación de medidas efectivas requiere un
compromiso concreto sobre por parte de los gobiernos, de los
organismos internacionales y de la sociedad en su conjunto. La
centralidad de la dignidad humana dada por Dios a cada
individuo, el acceso a los bienes básicos y la justa
distribución de los recursos deben ser una prioridad en todas
las agendas políticas y sociales", apunta Francisco, según el
mensaje pronunciado por el Cardenal Secretario de Estado, Pietro
Parolin, presente en la Cumbre de Río de Janeiro.
Además, el Pontífice destaca que "la erradicación de la
desnutrición no puede lograrse simplemente aumentando la
producción mundial de alimentos. De hecho, ya hay suficientes
alimentos para alimentar a todas las personas de nuestro
planeta; simplemente está distribuido de manera desigual".
Luego, el Papa pone el acento en el desperdicio de
alimentos: "Abordar el desperdicio de alimentos es un desafío
que requiere una acción colectiva. De esta manera, los recursos
pueden reorientarse hacia inversiones que ayuden a los pobres y
hambrientos a satisfacer sus necesidades alimentarias".
"Se necesita una visión y una estrategia a largo plazo para
combatir eficazmente la malnutrición", destaca y anhela que "la
Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza pueda tener un
impacto significativo en los esfuerzos globales para luchar
contra el hambre y la pobreza". "La Alianza podría comenzar
implementando la propuesta de larga data de la Santa Sede, que
exige redirigir los fondos actualmente asignados a armas y otros
gastos militares hacia un fondo global diseñado para abordar el
hambre y promover el desarrollo en los países más pobres",
sostiene Francisco, a través del cardenal Parolin.
Para el Papa "es motivo de gran preocupación que la
sociedad aún no haya encontrado una manera de abordar la trágica
situación de quienes padecen hambre. La aceptación silenciosa
del hambre por parte de la sociedad humana es una injusticia
escandalosa y un crimen grave".
Además, enfatiza que "aquellos que, a través de la usura y
la codicia, causan el hambre y la muerte de sus hermanos y
hermanas en la familia humana, están cometiendo indirectamente
un asesinato".
En su mensaje al G20, el jefe de la Iglesia Católica
subraya una vez más su preocupación por "la intensificación de
las guerras y los conflictos, las actividades terroristas", "los
actos de agresión, así como la persistencia de las injusticias".
El Grupo de los 20 -afirma Francisco- identifica nuevos
caminos para lograr una paz estable y duradera en todas las
zonas "afectadas por conflictos" con el objetivo de restaurar la
dignidad de las personas". Las guerras en curso "no solo son
responsables de un número significativo de muertes,
desplazamientos masivos y degradación ambiental; también están
contribuyendo al aumento del hambre y la pobreza, tanto
directamente en las áreas afectadas como indirectamente en
países que se encuentran a cientos o miles de kilómetros de
distancia de las zonas de conflicto, particularmente a través de
la interrupción de las cadenas de suministro, las guerras
continúan ejerciendo una presión considerable sobre las
economías nacionales, especialmente debido a la cantidad
exorbitante de dinero gastada en armas y armamento".
Y reitera que "la alimentación es un derecho inalienable".
"Como escribí en mi carta encíclica Fratelli Tutti, la política
debe hacer de la eliminación efectiva del hambre uno de sus
objetivos principales e imperativos. De hecho, cuando la
especulación financiera manipula el precio de los alimentos,
tratándolos como cualquier otro bien, millones de personas
sufren y mueren de hambre. Al mismo tiempo, se desperdician
toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo",
subraya Francisco. (ANSA).