(ANSA) - ROMA 18 NOV - Se ha encontrado ámbar en la
Antártida, único continente en el que hasta ahora no se había
hallado resina en los árboles. Su hallazgo demuestra que hace 90
millones de años, en el Cretaceo, la parte occidental del
Continente Blanco era en realidad verde al estar recubierto de
bosques de coníferas.
El hallazgo fue publicado en la revista Antarctic Science
por el grupo de investigación internacional liderado por el
Instituto Alfred Wegener para la investigación marina y polar
(AWI) y la Universidad TU Bergakademie Freiberg en Alemania.
Los investigadores encontraron el ámbar en un núcleo de
sedimentos extraído de los fondos marinos a una profundidad de
946 metros durante una expedición a bordo de la nave rompehielos
Polarstern en 2017.
El objeto ha tomado el nombre de "Pine Island amber" por la
localidad en la que se encontró, la más meridional del mundo en
el que se haya encontrado ámbar.
"Los fragmentos analizados permiten obtener información
directa sobre las condiciones ambientales de la Antártida
occidental hace 90 millones de años", afirma el primer autor del
estudio, Johann P.Klages, geólogo marino del AWI.
"Este fascinante descubrimiento muestra además de forma más
detallada cómo habría podido funcionar el bosque que hemos
reconstruido en un estudio anterior nuestro publicado en Nature
en el año 2000", añade el experto.
"Fue muy emocionante darse cuenta de que, a un cierto punto
de nuestra historia, todos los continentes tenían condiciones
climáticas que permitían la supervivencia de árboles que
producían resina. Nuestro objetivo ahora es conocer más sobre el
ecosistema del bosque: si podemos encontrar rastros de vida en
el ámbar. Este descubrimiento permite un viaje al pasado de una
forma todavía más directa", apunta.
Los análisis con microscopio mostraron que "el ámbar
antártico contiene probablemente restos de corteza original del
árbol con forma de micro-inclusiones", añade la investigadora
Henny Gerschel.
"Teniendo en cuenta sus partículas sólidas, transparentes y
translúcidas, el ámbar es de alta calidad y por tanto se quedó
escondido cerca de la superficie, porque si no se habría
disuelto por efecto del estrés térmico debido a la profundidad",
señala.
El equipo también encontró restos de resina que los árboles
usan para sigilar y proteger la corteza dañada por los parásitos
o por incendios. (ANSA).