Por Patrizia Antonini
(ANSA) - RIO DE JANEIRO 18 NOV - Mientras en Odesa llueven
bombas rusas con nuevas víctimas civiles y en Gaza se cuentan
decenas de niños entre los muertos, los líderes del G20 reunidos
en Río de Janeiro no lograron encontrar un camino claro hacia la
paz. Solo tras arduas negociaciones se alcanzó una declaración
final, representando tanto a Occidente como al Sur global.
Según los avances, el texto nuevamente evita condenas
explícitas y se limita a fórmulas que llaman al cese del fuego y
la ayuda humanitaria. A pesar de esto, todos respaldaron "todas
las iniciativas relevantes y constructivas para apoyar una paz
duradera", en línea con la Carta de las Naciones Unidas.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov,
quien asistió al encuentro en representación de Vladímir Putin,
se mantuvo en escucha durante el evento. Antes del inicio de las
sesiones, sostuvo una reunión bilateral con el presidente turco,
Recep Tayyip Erdogan, quien continúa promoviendo su papel como
mediador, aunque sin presentar planes concretos.
En tanto, hubo momentos tensos entre el mandatario chino Xi
Jinping y la prensa, a la que alejó, cuando el primer ministro
británico Keir Starmer expresó su preocupación por el magnate
Jimmy Lai, encarcelado desde 2020.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue quien alzó
la voz con firmeza sobre Ucrania. "Debemos apoyar la soberanía
de Ucrania", declaró durante su intervención en la primera
sesión de la cumbre, que fue inaugurada por el presidente Luiz
Inácio Lula da Silva con el lanzamiento de la Alianza global
contra el hambre y la pobreza, firmada con entusiasmo por Italia
bajo el liderazgo de Giorgia Meloni.
Esta iniciativa ya cuenta con 148 adhesiones, incluidas 82
naciones, y recientemente sumó a la Argentina de Javier Milei,
quien, tras resistirse durante semanas, accedió finalmente con
varias reservas.
"Desafortunadamente, Rusia, miembro de este mismo G20 -
destacó Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
- está intensificando la guerra en Ucrania", y advirtió que esta
situación "no solo retrasará una paz justa y duradera, sino que
también incrementará las tensiones en Oriente Medio".
En los últimos días, los países europeos, especialmente
Francia y Alemania, habían presionado a los negociadores
brasileños para fortalecer el discurso geopolítico. Por su
parte, Argentina insistió en rechazar cualquier mención al
conflicto que no incluyera una condena explícita a Rusia.
Fuentes diplomáticas indican que las negociaciones
argentinas estuvieron lideradas por Karina Milei, hermana del
presidente, quien lo acompañó a Río para su primer cara a cara
con Lula. Entre los dos líderes sudamericanos solo hubo un frío
apretón de manos, sin sonrisas, apenas el tiempo necesario para
una foto protocolar.
Por el contrario, Milei se mostró sonriente y conversando
con Emmanuel Macron en el Museo de Arte Moderno, sede del
evento. Los dos mandatarios ya se habían reunido en Buenos Aires
la víspera, y quizá la influencia del presidente francés -amigo
de Lula- contribuyó a la decisión de Milei de adherir a la
Alianza global, una de las principales iniciativas del líder
brasileño.
Desde el Vaticano, el Papa Francisco también expresó su
apoyo al G20 mediante un mensaje en el que destacó que la
Alianza "puede tener un impacto profundo en los esfuerzos por
combatir el hambre y la pobreza", recordando la propuesta de la
Santa Sede de redirigir los fondos destinados a armamento hacia
un fondo global. Esta idea también recibió el respaldo de la
mexicana Claudia Sheinbaum.
Según la FAO, en 2024 habrá 733 millones de personas
malnutridas, una cifra equivalente a las poblaciones combinadas
de Brasil, México, Alemania, Reino Unido, Sudáfrica y Canadá,
enfrentando el hambre en un mundo que produce casi 6.000
millones de toneladas de alimentos al año. Para Lula, esto es
"inaceptable", y espera que su iniciativa logre un impacto
duradero. (ANSA).