Por Luigi Spera
(ANSA) - RIO DE JANEIRO, 18 NOV - A pocos kilómetros del
blindado Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, donde los
líderes del G20 debaten los destinos económicos y políticos del
planeta, el icónico paseo marítimo de Copacabana actuó como
escenario de las protestas populares al margen de la cumbre.
De la lucha contra el hambre en el mundo a la defensa de la
Amazonia, de la solidaridad con el pueblo palestino a la
simpatía con los detenidos por el intento de golpe de Estado del
8 de enero, todos los temas encontraron democráticamente su
espacio.
Activistas de las ONG Río de Paz y Acción Ciudadana
colocaron en la playa 733 platos vacíos con una cruz dibujada en
el centro para recordar a la comunidad internacional los
millones de personas que pasan hambre en el mundo.
Las organizaciones esperan que la Alianza contra el Hambre y
la Pobreza sellada en la cumbre pueda traducirse en un programa
a favor de quienes sufren desnutrición.
Los representantes de los pueblos indígenas sumergieron
simbólicamente en las aguas de Copacabana retratos gigantescos
de los líderes de los principales países del G20 acusados de
"escaso liderazgo" en la batalla contra el cambio climático que
afecta a los pueblos originarios amazónicos.
Militantes pro Palestina desfilaron por la Avenida Atlántica
para reivindicar el derecho a la autodeterminación de ese pueblo
y contra la operación militar de las fuerzas armadas israelíes
en Gaza.
Por último, militantes de la extrema derecha brasileña
distribuyeron en la playa fotos de algunos de los cerca de 300
participantes de las protestas implicados en el asalto a las
sedes del Parlamento, la Presidencia y el Tribunal Supremo en
Brasilia, que se enfrentan a penas de prisión por sus actos el 8
de enero de 2023. (ANSA).