Por Antonio Fatiguso
(ANSA) - PEKIN, 21 NOV - El magnate de los medios de
comunicación prodemocracia Jimmy Lai subió al estrado de los
testigos en una sala del tribunal en West Kowloon, Hong Kong.
Por primera vez, luego de cuatro años transcurridos en la
cárcel de máxima seguridad, el magnate volvió a hablar en
público en el proceso donde está imputado por "conspiración,
colusión con potencias extranjeras y publicación de material
sedicioso", con base en la Ley de Seguridad Nacional de junio de
2020 impuesta por Pekín a la excolonia británica.
Lai, que puede recibir la pena máxima de cadena perpetua,
dijo que ingresó en el mundo de la información para "participar
en la liberación de la libertad. Más eres informado, más eres
libre".
Al responder las preguntas de su abogado, expresó que su
diario Apple Day, obligado a cerrar en 2021, defendió los
"valores fundamentales" del pueblo de Hong Kong, entre ellos,
"el Estado de derecho, la libertad de palabra y la persecución
de la democracia".
A la consulta si la publicación se opuso a la violencia
durante las protestas antigubernamentales masivas en Hong Kong
en 2019, Lai no vaciló: "Soy siempre contrario a la violencia en
cualquier forma".
Negó el apoyo a la independencia de Hong Kong y de Taiwán,
cuya defensa "era una conspiración para hacernos caer en una
trampa. La idea era muy loca, por consiguiente no la mencionamos
nunca en nuestro periódico".
Lai, quien huyó de la China comunista a Hong Kong cuando era
niño, se declaró inocente de los cargos.
Los fiscales lo inculparon de instar a "países extranjeros a
tomar medidas punitivas" contra Pekín, citando sus reuniones con
funcionarios, entre ellos el exvicepresidente estadounidense
Mike Pence y el ex secretario de Estado Mike Pompeo.
Respondió que solo había "explicado la situación: no pedí a
Estados Unidos que hiciera algo, quería decir algo sobre lo que
estaba sucediendo en nuestro país", basándose en el intercambio
común de valores.
La fiscalía citó entonces la lista del periódico de 161
artículos y editoriales del diario, "prueba de su tendencia
sediciosa".
El magnate, en posesión de un pasaporte británico, podía
abandonar la ciudad en 2020 cuando estaba claro los escenarios
punitivos del gobierno para con él y el movimiento
prodemocracia: decidió, en vez, permanecer para combatir sin
esperanzas en defensa de la ciudad que lo había recibido.
El proceso en su contra es visto como un barómetro del
derrumbe de las libertades en el territorio chino y la
administración especial. El martes el hacha de la Alta Corte
tocó a 45 políticos, académicos, periodistas y activistas
prodemocracia de la excolonia con penas privativas de la
libertad de hasta 10 años en el más grande proceso sobre
seguridad nacional tenido hasta ahora en Hong Kong, culpables de
"conspiración con fines subversivos" debido a "las primarias no
oficiales" de 2020, la última gran prueba de resistencia al
control antiliberal de China.
En Pekín, la Cancillería acuso a Lai de ser "un agente y un
lacayo de las fuerzas antichinas", como también "el principal
conspirador y participante de la revuelta antichina en Hong
Kong", vociferó el vocero Lin Jian.
En suma, una condena anticipada contra el más grande
objetivo del apretón al disenso de la República Popular en la
excolonia de Londres. (ANSA).