Por Alberto Zanconato
(ANSA) - MOSCU, 20 NOV - El Kremlin envía un nuevo mensaje
conciliador a Donald Trump, acompañándolo, no obstante, emite
una advertencia que confirma que el camino hacia una negociación
de paz para Ucrania no estaría exento de obstáculos. Vladimir
Putin está listo para establecer contactos con el próximo
ocupante de la Casa Blanca, pero no para congelar las
hostilidades a lo largo de la actual línea del frente, afirmó el
portavoz Dmitry Peskov.
El vocero comentó así un artículo de la agencia Reuters
que, citando a cinco funcionarios actuales y anteriores del
Kremlin, escribía que el jefe de Estado estaría dispuesto a
poner fin a las hostilidades en la situación actual para pasar a
negociaciones en las que no habría espacio para grandes
concesiones territoriales por parte de Rusia en comparación con
lo que sus tropas han conquistado hasta ahora. Además, Putin
insistiría en la negativa de Kiev a unirse a la OTAN.
De estas hipótesis, Peskov negó solo la parte relativa a
la congelación de los combates. El presidente, afirmó el
portavoz, "ha declarado repetida y consistentemente su
disposición a establecer contactos y negociaciones, pero ningún
escenario de congelación del conflicto nos convendría",
advirtió.
"Para nosotros es importante alcanzar nuestros
objetivos", insistió Peskov. Y oficialmente estos objetivos
siguen siendo los anunciados el pasado mes de junio por el
propio Putin: la renuncia de los ucranianos a las cuatro
regiones ocupadas (Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson) y
el compromiso oficial de Kiev de no unirse a la Alianza
Atlántica.
El ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, durante
el turno de preguntas en la Cámara, afirmó que deben crearse
"las condiciones para una paz justa y duradera" y por ello es
"necesario seguir brindando apoyo a Ucrania en línea con lo que
se ha hecho hasta ahora".
En cuanto a la administración del presidente saliente Joe
Biden, Peskov la acusó de estar "totalmente decidida a prolongar
la guerra" y de "hacer todo lo que pueda a este respecto en el
tiempo que le queda". Se trata evidentemente de la entrega de
minas antipersonal a Kiev y, anteriormente, de la autorización
concedida a los ucranianos para utilizar misiles Atacms en
ataques profundos en suelo ruso.
Después de que Moscú dijera el martes que había
interceptado seis de estos cohetes lanzados sobre la región de
Briansk, se extendió un clima de tensión entre los diplomáticos
occidentales en Kiev por una posible represalia rusa masiva. La
embajada estadounidense compartió la alarma en su sitio web y
decidió suspender temporalmente la actividad. Otros países
occidentales, incluidos Italia y España, siguieron el ejemplo,
pero no Gran Bretaña.
A primera hora de la tarde sonó una alerta aérea en Kiev
y en una decena de regiones más, pero no fue seguida de ataques
y las autoridades ucranianas hablaron de "guerra psicológica"
por parte de Moscú. El Ministerio de Asuntos Exteriores
ucraniano también expresó su irritación por el cierre de las
embajadas, subrayando que los ataques aéreos son "una realidad
cotidiana para los ucranianos desde hace más de mil días", y
pidió a los occidentales que no aviven la "tensión".
El servicio interno de inteligencia ruso (FSB) anunció
finalmente que había arrestado a un ciudadano alemán, Nikolai
Gaiduk, en la región noroccidental de Kaliningrado, acusado de
sabotear plantas de energía.
El Ministerio de Asuntos Exteriores en Berlín invitó a sus
ciudadanos a tomar en serio las exhortaciones a no viajar a
Rusia, afirmando que en el país "hay una atmósfera de miedo e
intimidación y se llevan a cabo detenciones arbitrarias que
pueden afectar también a los ciudadanos extranjeros y a los
alemanes". (ANSA).