Por Michele Esposito
(ANSA) - BRUSELAS, 21 NOV - Ursula von der Leyen logró todo
lo que había previsto. Consiguió mantener a bordo a la Italia de
Giorgia Meloni sin perder de vista una coalición europeísta y
construyendo una Comisión que, en comparación con la anterior,
es claramente a su imagen y semejanza.
El 27 de noviembre, con la votación del Plenario, el nuevo
ejecutivo podrá ponerse en marcha. Sin embargo, será entonces
cuando emerja la otra cara de la Comisión Von der Leyen bis.
La mayoría que la apoyará, en efecto, con respecto al pasado
mes de julio, parecerá sensiblemente cambiada: sin los Verdes,
pero con los Hermanos de Italia (Fratelli d'Italia - FdI). Y con
la incógnita de las deserciones internas de los socialistas.
El día después del laborioso acuerdo que condujo, por primera
vez en años, a la plena confirmación de los 26 candidatos a
comisarios estuvo marcado por los distintivos, los refunfuños y
los equilibrios.
El acuerdo que blindó al italiano Raffaele Fitto y a la
española Teresa Ribera permanecerá, durante algún tiempo, mal
digerido.
Las cláusulas que, por un lado, los socialistas y, por otro,
el Partido Popular Europeo, querían añadir a las cartas de
misión de Fitto y Ribera representaban el último coletazo de
veneno entre dos fuerzas que parecen cada vez más distantes.
La cooperación entre las tres áreas pro-UE (con los
liberales) que ha caracterizado la acción de la UE hasta ahora
ya no será sólida. Y el documento programático firmado por las
tres fuerzas proeuropeas no excluye posibles nuevas aperturas
del PPE hacia la derecha.
El miércoles por la mañana en Estrasburgo, la Conferencia de
Presidentes de Grupo formalizará la votación en el conjunto de
la Comisión a las 12 horas. Mientras tanto, Von der Leyen
pronunciará su segundo discurso de apertura, después del de
julio, ante la Cámara. Y tendrá que sopesarlo cuidadosamente
porque cada palabra podría significar un voto favorable
confirmado o perdido.
Que quede claro: salvo giros que rozan lo ficticio, Von der
Leyen y la nueva Comisión no corren peligro. Basta una mayoría
simple de los votos emitidos para ser confirmados por el Pleno y
no el cuórum de 361 exigidos en la votación para presidente en
la sesión de julio. Pero, ábaco en mano, es casi seguro que la
mayoría de érsula se reducirá considerablemente.
Los Verdes están a un paso de hacer oficial esa votación en
contra que ya ha anunciado formalmente la delegación italiana
del grupo.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la izquierda hablaron de
"democracia pisoteada". Los socialistas franceses, si mantienen
lo previsto en las últimas horas, también votarán en contra. Y
la disidencia dentro del grupo de la Alianza Progresista de
Socialistas y Demócratas (;S&D) podría extenderse a los alemanes
y holandeses. De esta manera quedó paralizado el liderazgo de la
española Iratxe García Pérez.
El Partido Democrático (PD) siempre mantuvo un perfil bajo,
sin exponerse demasiado. El líder de la delegación, Nicola
Zingaretti, se mostró confiado en que los demócratas votarán de
forma 'compacta' por Ursula y calificó de "ridículas" las
acusaciones de Hermanos de Italia de no defender los intereses
del país al ponerse abiertamente del lado de Fitto.
"Ahora tenemos que ver si Meloni elegirá estar con (Donald)
Trump, con (Elon) Musk o con la UE", presionó Zingaretti.
Hermanos de Italia, por su parte, sostiene que en Europa no hay
mayorías preestablecidas.
Meloni aspira a las mayorías variables, quizá aprovechando
el respaldo del PPE en expedientes cruciales para Italia. Pero
también es cierto que, el miércoles, Hermanos de Italia entrará
formalmente en la mayoría en apoyo de von der Leyen.
En el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR),
las delegaciones checa y belga podrían seguirle. Es poco
probable que lo hagan los polacos. Y quién sabe si la ampliación
no desbordará a los Patriotas.
Fidesz, por ejemplo, tiene su propio comisario en el
ejecutivo elegido por Von der Leyen. Mientras que la Liga ya
anunció que se destituirá a sí misma.
"En la centroderecha hay diferentes sensibilidades y no somos
la muleta de nadie", subrayó el eurodiputado Paolo Borchia. La
advertencia, por parte de los melonianos, no pasará
desapercibida, mientras que para Von der Leyen esa cuota 401 que
la coronó en verano está destinada a seguir siendo una utopía.
(ANSA).