(ANSA) - ROMA 9 DIC - Gracias a su larga experiencia (32
años) en pruebas deportivas en moto en solitario, muchas de
ellas a bordo de una BMW, el bávaro Markus Andre Mayer pasó a la
historia por una hazaña lograda con un vehículo de dos ruedas (o
más bien de tres) con un rendimiento y tecnología menores, es
decir, un clon de la icónica Vespa.
Precisamente con estos scooters -una Bajaj Chetak 150 india,
un híbrido fabricado combinando partes de 6 Vespas y una Suzuki
y, finalmente, una Stella 150 también construida en India-,
Mayer consiguió dar la vuelta al mundo en 80 días, como en la
famosa novela de Julio Verne.
Releyendo los diarios del motard alemán, se descubre que la
aventura comenzó en Madrid el 30 de junio de hace seis años y
regresó a la misma capital española -pero en dirección
contraria- el 17 de septiembre siguiente.
Con un kilometraje medio de unos 450 kilómetros al día,
Mayer pasó un promedio de 16 horas sobre el sillín cada 24
horas. El viaje completo duró 77 días y se extendió a lo largo
de 26.533 kilómetros, atravesando tres continentes y 18 países
diferentes.
Los tres scooters (uno utilizado saliendo de Madrid, otro en
San Diego, Estados Unidos y el tercero con salida en Utrecht,
Países Bajos) quemaron un total de 1.097 litros de combustible y
consumieron 12 neumáticos, con un coste total correspondiente a
aproximadamente 25 mil euros.
Durante el World Tour Mayer sufrió dos accidentes (sin
consecuencias graves) y tuvo que afrontar cuatro ataques de
animales.
"No era un turista y no hice visitas turísticas", dijo
Mayer.
"Fue una carrera contra el tiempo y todas las cosas
impredecibles que sucedieron me obligaron a moverme
constantemente", sostuvo.
Tras su partida de Madrid, Mayer se dirigió hacia el este,
atravesando Europa central antes de adentrarse en las desoladas
montañas de Georgia, Azerbaiyán, Kazajstán y Rusia. Esta parte
del viaje fue particularmente desafiante, especialmente debido
al mal tiempo, incluido un tifón que azotó la ciudad portuaria
rusa de Vladivostok.
Mayer tuvo que transportar un importante suministro de
piezas de repuesto para la travesía continental entre Europa y
Asia, ya que conseguir piezas de repuesto es difícil,
especialmente desde las montañas del Cáucaso hasta Siberia.
Uno de los problemas en esta primera etapa fueron los
ataques de animales.
"En muchos pueblos de Siberia y de la frontera con Mongolia
- recordó Mayer - los granjeros tienen enormes perros ganaderos
que intentaron morderme cuando entré en las zonas habitadas.
Esto se debe también a que el sonido de la vieja Vespa de dos
tiempos es desconocido y aterrador para ellos".
Los problemas con errores de itinerario en la ruta
Trans-Eurasia también son frecuentes, con casi una semana
perdida en Bakú, Azerbaiyán, esperando un ferry para cruzar el
Mar Caspio. En Turquía, Mayer tuvo que parar durante seis días
debido a la implosión de un cilindro mientras esperaba piezas de
repuesto en la aduana de Estambul y Trabazon.
Desde Vladivostok, un ferry le permitió llegar a Corea del
Sur y desde allí volar a Hawaii y luego a San Diego. Allí Mayer
recogió la segunda de las tres scooters, una Genuine Stella 150
(otra Vespa construida bajo licencia en India y también vendida
en Estados Unidos) comprada usada por 900 dólares. (ANSA).