Por Laurence Figá Talamanca
(ANSA) - ROMA, 10 DIC - Israel teme que Siria se convierta en
otra amenaza y se adelantó con una gran operación aérea,
llamada Flecha de Bashan, con la cual destruyó "el 80% de las
capacidades militares sirias", barcos, aviones y misiles".
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, explicó que
el objetivo es que estas armas "no caigan en manos de los
yihadistas", que llegaron al poder en Damasco después de la
huida de Bashar al Assad.
Según el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, otro
de los objetivos fue crear una zona de contención
desmilitarizada, más allá de la Línea Alfa de la frontera, pero
"sin una presencia israelí permanente".
Una operación que para el presidente turco, Recep Tayyip
Erdogan, quien apoyó el avance de los rebeldes del HTS hasta
Damasco, parece una verdadera "agresión" más que una maniobra
defensiva que pone en peligro la estabilidad de Siria.
Posición expresada tanto al secretario general de la OTAN,
Mark Rutte, como en una llamada telefónica con la primera
ministra italiana, Giorgia Meloni, a la que Erdogan reiteró que
es "imperativo que Siria sea liberada del terrorismo".
La presidenta del Consejo de Ministros italiano estuvo de
acuerdo en la importancia de "preservar la unidad y la
integridad territorial de Siria, asegurando una transición
pacífica" e insistió en "la necesidad absoluta de garantizar la
seguridad de los civiles".
Meloni convocó para el viernes a una reunión virtual del G7,
prevista inicialmente como cumbre de final de la presidencia
(que expira el 31 de diciembre), en la que también se discutirán
los últimos acontecimientos en Siria y, según un primer borrador
de comunicado dado a conocer por Bloomberg, la protección de las
minorías será una condición necesaria para que el nuevo gobierno
sirio obtenga el apoyo de los Siete Grandes.
Estados Unidos -dijo el secretario de Estado saliente,
Antony Blinken- exige un proceso de transición "inclusivo y
transparente", que proporcione asistencia humanitaria a los
civiles, destruya las armas químicas, e impida que Siria vuelva
a ser "una base del terrorismo" o "una amenaza para sus
vecinos". Asegurando una transición pacífica" e insistiendo "en
la absoluta necesidad de garantizar la seguridad de los
civiles".
"Si el nuevo régimen en Siria permite a Irán volver a
establecerse o permite la transferencia de armas a Hezbolá,
responderemos con firmeza y le haremos pagar un alto precio",
advirtió Netanyahu.
"Tenemos la intención de hacer todo lo necesario para
garantizar nuestra seguridad", reiteró, explicando que "autorizó
a la aviación a bombardear capacidades militares estratégicas
dejadas por el ejército sirio".
Una potencia de fuego que en 48 horas realizó 480 ataques
aéreos sobre toda
Siria y destruyó la mayor parte de los arsenales de armas
estratégicas: aviones, misiles, buques militares, tanques y
centros de producción de armas en Damasco, Homs, Tartus, Latakia
y Palmira, confirmó la Fuerza de Defensa de Israel (FDI).
La marina israelí habría además destruido gran parte de la
flota militar que fue de Assad, mientras según el Observatorio
Sirio para los Derechos Humanos, un número indeterminado de
soldados leales murieron en los ataques aéreos contra las bases
militares a las que se habían refugiado mientras esperaban poder
escapar.
Según Netanyahu, la Operación Flecha de Bashan (del nombre
bíblico de la región sudoccidental de Siria) "es similar a lo
que hizo la Fuerza Aérea Británica cuando bombardeó a la marina
del régimen de Vichy que colaboraba con los nazis para evitar
que cayera en manos de los nazis".
Sin embargo, según un video verificado por fuentes sobre el
terreno, las banderas negras del grupo yihadista Estado Islámico
(EI o ISIS) ya resurgió en Latakia, abandonada rápidamente por
las fuerzas rusas, mientras que otros videos de varias ciudades
muestran ejecuciones sumarias de miembros del ex régimen. No
está claro hasta qué punto el nuevo gobierno de Damasco -que
trata de acreditarse a sí mismo como tolerante y confiable-
puede controlar el país y las diversas milicias que
contribuyeron a la caída de Assad.
Muhammad al Bashir, fiel a Abu Mohammed al Jolani, fue
nombrado formalmente nuevo primer ministro de transición "para
gestionar los asuntos corrientes" hasta el 1 de marzo.
La nueva dirección también tuvo una primera reunión con
varios embajadores, incluyendo -único occidental - el italiano
Stefano Ravagnan. Un encuentro considerado "positivo" por los
nuevos señores de Damasco, y que concluyó con "la promesa" por
parte de los diplomáticos de "una coordinación de alto nivel".
(ANSA).