Por Lorenzo Trombetta
(ANSA) - ROMA, 11 DIC - La transición política en Siria
continúa a un ritmo rápido, con intensas consultas para la
asignación de los distintos ministerios en el gobierno interino,
encabezado por Muhammad Bashir, expresión de la coalición armada
islamista Hayat Tahrir ash Sham (HTS) encarnada por el
comandante Ahmad Sharaa (Jolani) y, desde hace años, incluido
por Estados Unidos y la Unión Europea en la lista de
organizaciones terroristas.
Tras la amnistía para todos los soldados del gobierno,
Jolani aseguró, sin embargo, que "los torturadores" del régimen
de Bashar al-Assad, que duró 54 años, no serán perdonados y que
no puede haber amnistía para ellos. "Los perseguiremos en Siria
y pediremos a los países que nos entreguen a aquellos que han
huido para que se pueda lograr justicia", dijo Sharaa,
demostrando ser experto en equilibrar sonrisas tranquilizadoras
y miradas amenazadoras.
Sin embargo, hasta el momento las nuevas autoridades de
Damasco no se han pronunciado sobre las relaciones con Israel,
que durante la noche llevó a cabo nuevos ataques aéreos contra
objetivos militares, continuando efectivamente la
desmilitarización de la Siria del futuro.
Un portavoz militar israelí confirmó lo informado por los
medios de comunicación sirios sobre la incursión por parte de
las fuerzas armadas del Estado judío -que ocupan desde hace días
nuevas porciones de territorio sirio en violación de las
resoluciones de la ONU- de un número no especificado de tanques
sirios y otros elementos de guerra de Damasco.
Jolani, por su parte, presidió una reunión en Damasco con
otras facciones armadas "revolucionarias", procedentes de las
regiones de Daraa y Qunaytra, justo en la frontera con el Golán
ocupado por Israel. Estas facciones, unidas en el Consejo
Militar del Sur, fueron las primeras, en la madrugada del
domingo, en entrar en la capital después de haberse movilizado
-por primera vez desde 2018- tras la marcha triunfal que
realizaba HTS procedente del norte.
Precisamente el papel decisivo de las facciones del sur en
la caída de Damasco -después de que las fuerzas gubernamentales
ya hubieran desaparecido- dio a los insurgentes de Daraa y
Qunaytra la oportunidad de participar en las negociaciones para
el nombramiento del futuro Ministro de Defensa.
Sobre el tema del gobierno interino, Geir Pedersen,
enviado especial de la ONU para Siria, habló hoy, recordando a
Jolani y a sus coroneles, pero también a los patrocinadores
extranjeros de la coalición ahora en el poder, la necesidad de
garantizar un proceso de transición inclusivo y respetuoso de
todas las fuerzas políticas del país, "para evitar una nueva
guerra civil".
Sin embargo, la guerra interna y regional en Siria
continúa en los frentes norte y este. Bajo los golpes de las
fuerzas árabes pro-turcas, las facciones kurdas se retiraron del
enclave de Manbij. Por la mañana se anunció una tregua en ese
frente tras un acuerdo entre Estados Unidos y Turquía, miembro
de la OTAN.
Estados Unidos está presente militarmente en Siria, en el
noreste y el este del país, desde hace 10 años y hasta ahora ha
apoyado a las fuerzas kurdas, expresión del Partido de los
Trabajadores Kurdos (PKK), considerado "terrorista" en una
estrategia anti- Capacidad iraní de Ankara. Turquía, por su
parte, ya ocupó partes del norte de Siria en 2018 y 2019. Y
parece querer continuar el trabajo eliminando cualquier
presencia kurda al sur de su frontera sur.
En la capital, Damasco, sin embargo, la vida está
volviendo, al menos en apariencia, a una frágil normalidad: ya
no hay toque de queda, los bancos y las tiendas han vuelto a
abrir, las gasolineras venden combustible sin pedir las
cartillas de racionamiento a los conductores, pero los precios
han bajado. El aeropuerto internacional de Damasco también
podría reabrir "en los próximos días". (ANSA).