(ANSA) - ROMA 13 DIC - El 10,7% de la superficie terrestre
global, casi 1,4 mil millones de hectáreas de suelo, está
afectado por salinidad, y otros mil millones de hectáreas están
en riesgo a causa del cambio climático y de la mala gestión
humana.
Es lo que arroja el informe de la FAO "Global Status of
Sat-Affected Soi", que constituye la primera valoración del
suelo en 50 años.
La excesiva salinidad reduce la fertilidad de los terrenos y
tiene un impacto grave en la sostenibilidad ambiental.
En los países más afectados, el estrés puede llevar a
pérdidas en los rendimientos de los cultivos, como arroz y
judías, de hasta un 70%.
Según el informe, el 10% de las tierras cultivadas de
regadío y el 10% de las tierras cultivadas de secano se ven
afectadas por la salinidad.
Los modelos de tendencia de la aridez en base al aumento de
la temperatura apuntan a que las áreas afectadas podrían
aumentar hasta alcanzar entre el 24 y el 32% de la superficie
terrestre total, en su gran mayoría en los países en vías de
desarrollo.
En la actualidad diez países -Afghanistan, Australia,
Argentina, China, Kazakistan, Rusia, Estados Unidos, Irán, Sudán
y Uzbekistan- representan el 70% de los terrenos contaminados
por sal en el mundo.
En cuanto a los factores que determinan la salinización, son
tanto naturales como inducidos por el hombre, explica el
informe.
La crisis climática está aumentando la aridez y la escasez
de agua dulce, se prevé que el aumento del nivel del mar pondrá
a más de mil millones de personas de las zonas costeras a riesgo
de inundaciones progresivas y salificación antes de que termine
este siglo.
También las prácticas agrícolas inadecuadas llevan a cabo un
papel significativo, como la irrigación con agua de escasa
calidad, drenaje inadecuado, deforestación y eliminación de
vegetación con raíces profundas, bombeo excesivo de agua en las
áreas costeras e internas, uso excesivo de fertilizantes,
agentes antihielo y actividad minera.
En concreto, el uso global de agua dulce aumentó seis veces
a lo largo del último siglo, contribuyendo a la salificación de
los acuíferos debido a su explotación excesiva para riego.
Unos terrenos alterados por la sal, cuya gestión sostenible
es fundamental para satisfacer la creciente demanda de comida.
(ANSA).