(ANSA) - NUEVA YORK, 13 DIC - Las políticas que permiten a
los homosexuales servir en el ejército son parte de "una agenda
marxista" que apunta a priorizar la justicia social a expensas
de la preparación para el combate. Lo dijo Pete Hegseth,
candidato de Donald Trump al Pentágono, en su último libro "War
on Warriors", publicado este año, sobre su oposición a que los
homosexuales y las mujeres sirvan en el ejército.
Posiciones que, sin embargo, ahora está suavizando durante
las reuniones en el Senado de cara a su audiencia de
confirmación como ministro de Defensa.
Presionado por los senadores, Hegseth llegó a decir "sí" a los
homosexuales en el ejército y se mostró a favor del servicio de
las mujeres. Un cambio de rumbo para intentar superar las
reservas hacia él tras ser acusado de agresión sexual y de tener
problemas con el alcohol. Acusaciones que el ex presentador de
Fox rechazó rotundamente, pero que están influyendo en su
proceso de confirmación.
Hasta hace unas semanas, la nominación de Hegseth era
visiblemente inestable, hasta el punto de que se había circulado
el nombre del gobernador de Florida, Ron DeSantis, como posible
sustituto. Sin embargo, en los últimos días su posición parece
haberse fortalecido gracias a que varios senadores se han
abierto a su confirmación.
Entre ellos se encuentra el demócrata John Fetterman, que
no descarta apoyar al candidato del Pentágono, abriendo una
brecha entre las filas demócratas, que hasta ahora se han
mostrado unidas en el rechazo a su candidatura.
Si bien sigue desde lejos la evolución de sus nominaciones
en el Senado, Trump continúa trabajando en su equipo de
gabinete. El presidente electo está considerando darle un papel
de liderazgo a otro Kennedy. Después de elegir a su vástago
Robert F. Kennedy Jr para la atención sanitaria, Trump piensa
nombrar a su nuera Amaryllis Fox Kennedy como subdirectora de la
CIA, donde trabajó hasta 2010 y donde trabajaría bajo John
Ratcliffe si este es confirmado como director.
Trump y Fox Kennedy se reunieron para discutir el encargo
en Mar-a-Lago, desde donde el presidente electo también se ocupa
en detalle de la ceremonia de toma de posesión.
Mientras tanto, siguen llegando fondos para la reunión del
20 de enero: después del millón de dólares donado por Mark
Zuckerberg, Sam Almatm de OpenAI y Jeff Bezos también pagaron
una cantidad similar, lo que demuestra el interés de Silicon
Valley en cortejar a Trump.
Hay mucho en juego para el fundador de Amazon: su Blue
Origin compite directamente con SpaceX, la empresa espacial de
Elon Musk, que se ha convertido en aliado y asesor del próximo
presidente. Para Bezos, por tanto, se trata de un partido
delicado e importante, que discutirá la próxima semana cara a
cara con Trump, probablemente esperando que su rival no esté
presente en la reunión. (ANSA).