(ANSA) - NUEVA YORK, 14 DIC - El presidente electo Donald
Trump está considerando privatizar el Servicio Postal de Estados
Unidos (US Postal Service), agencia que nunca escatimó críticas
hacia su gestión durante sus primeros cuatro años en la Casa
Blanca.
Así lo informa el periódico The Washington Post, que cita
algunas fuentes, según las cuales Trump se dijo convencido de
que el gobierno no debería subsidiar las pérdidas del servicio
postal estadounidense, que ascendieron a 9,5 mil millones de
dólares en el año fiscal que finalizó el 30 de septiembre.
El sistema postal estadounidense fue fundado en 1775 con
Benjamín Franklin a la cabeza y es una de las agencias federales
más queridas por los estadounidenses.
Sin embargo, recientemente ha pasado desapercibido para
los republicanos y los aliados de Trump que intentan recortar el
gasto público.
Días atrás trascendió que el equipo de transición de Trump
está considerando la posibilidad de cancelar los contratos del
Servicio Postal para electrificar su flota de reparto. Según
portavoces, se está estudiando actualmente cómo rescindir los
contratos del Servicio Postal con Oshkosh y Ford, entre otros,
para decenas de miles de vehículos eléctricos de reparto y
estaciones de carga.
A principios de 2024, Canoo entregó furgonetas eléctricas
para USPS servicios, y la electrificación de los centros de
distribución comenzó en Atlanta. En 2022, el correo estatal
anunció un nuevo aumento de la proporción de vehículos
eléctricos en las nuevas adquisiciones de flota.
En total, el USPS planea desplegar al menos 66.000
vehículos de reparto eléctricos de batería para 2028, gran parte
de los cuales ya están contratados, incluido el equipo de carga.
La infraestructura de recarga también está en fase de pedido y
entrega con un lote inicial de 14.000 cargadores suministrados
de Siemens, ChargePoint y Blink.
Trump está intentando bloquear y cancelar estos acuerdos.
La portavoz del equipo de transición de Trump, Karoline Leavitt,
dijo en un comunicado: "El presidente Trump protegerá la
libertad de los estadounidenses para conducir el vehículo que
elijan, reforzará sus duros aranceles a los coches importados de
China y salvará la industria automovilística estadounidense para
las generaciones venideras. Ninguna política debe considerarse
oficial si no procede directamente del presidente Trump".
El USPS es uno de los servicios estatales mejor valorados en
Estados Unidos pero en medio de las presidenciales ya había sido
puja entre republicanos y demócratas. Trump clamó contra "los
riesgos de fraude del voto universal por correo" y dijo que, si
se permitía, Estados Unidos será "el hazmerreír de todo el
mundo". Del otro lado, los demócratas, liderados por la
presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi,
denunciaron que encabezaba "una campaña para sabotear las
elecciones".
De hecho, el USPS está en crisis desde mucho antes de la
pandemia de Covid, cuando se agravaron sus problemas. Emplea a
unas 640.000 personas y lleva una década con pérdidas de miles
de millones al año y carga con una deuda de unos 160.000
millones de dólares.
Sus ingresos provienen de la venta de sellos y otros
productos cuya popularidad ha ido cayendo a medida que se ha
extendido el correo electrónico y el pago de facturas por
internet. A esto se le suma una ley aprobada por el Congreso en
2006 que obligó al USPS al prepago de un programa de beneficios
de salud para sus empleados jubilados y que derivó en una deuda
multimillonaria.
Demócratas y republicanos llevan años intentando llegar a
un acuerdo en el Congreso para reformar el servicio postal, pero
no lo consiguen. (ANSA).