(ANSA) - ROMA, 15 DIC - Las crecientes tensiones de los
últimos meses llevaron a un brusco giro diplomático. Israel
decidió cerrar su embajada en Dublín, denunciando las "políticas
anti-israelíes" del gobierno irlandés.
Durísimo el acto de acusación del ministro de Exteriores,
Gideon Saar, que denunció "acciones antisemitas" para
"demonizar" al Estado judío. No menos importante, la decisión de
reconocer unilateralmente el Estado palestino y el anuncio de
querer arrestar a Benjamin Netanyahu para ejecutar el mandato
emitido por la Corte Penal Internacional (CPI).
En el frente de las negociaciones en Gaza, mientras tanto,
los medios israelíes informaron de una llamada telefónica entre
el primer ministro israelí y Donald Trump para hacer balance de
las negociaciones sobre los rehenes.
La ruptura con Dublín, según Saar, se debe a "las acciones y
la retórica antisemitas utilizadas por Irlanda contra Israel,
arraigadas en la deslegitimación y demonización del Estado
judío, junto con los dobles estándares". Con Irlanda que "ha
cruzado todas las líneas rojas en sus relaciones bilaterales".
En mayo pasado, sobre la ola de la guerra en Gaza, Dublín
anunció el reconocimiento de Palestina como "un estado soberano
e independiente" que incluye la Franja y Cisjordania, aceptando
establecer relaciones diplomáticas plenas. En una iniciativa
compartida con España, Noruega y Eslovenia.
En noviembre, el primer ministro irlandés, Simon Harris, dijo
que las autoridades del país habrían arrestado a Benjamin
Netanyahu si hubiera ido a Irlanda para cumplir con la orden de
la Corte Penal Internacional contra el primer ministro israelí
"crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra" en la
Franja.
El primer ministro Harris reaccionó al arrebato diplomático
de Israel tachando la decisión de cerrar la embajada como
"profundamente deplorable" y rechazó las acusaciones de ser
"anti-israelíes".
"Irlanda -subrayó- está a favor de la paz, de los derechos
humanos y del derecho internacional".
En cuanto a la situación en Gaza, no se detienen las
negociaciones para una tregua, ampliadas a los mediadores
internacionales.
Ambas partes abrieron el camino para un acuerdo antes de fin
de año, pero las distancias siguen, a partir de los nombres de
los prisioneros palestinos que se intercambiarán: Hamás quiere
liberar al popular líder de Fatah Marwan Barghouti, mientras que
Israel no quiere oír hablar de ello. Tanto que la facción
islámica lanzó un llamamiento al próximo presidente
estadounidense para "convencer a Netanyahu de no bloquear el
acuerdo".
El futuro inquilino de la Casa Blanca, durante su primer
mandato, tomó la decisión histórica de mover la embajada a
Jerusalén como señal de la alianza de acero con Israel, pero
ahora podría tener un interés en el cese de las hostilidades en
el Medio Oriente, en el marco de un descompromiso americano en
la región.
Con Netanyahu el magnate ya había hablado después de su
victoria electoral, y ahora hubo una nueva llamada telefónica.
Con un enfoque de amplio alcance, desde Gaza a la situación en
Siria, a la luz de los inciertos escenarios en Damasco después
de la caída de Assad.
Netanyahu, confirmando la última conversación, habló de una
"importante" entrevista sobre la necesidad de que Israel
"complete su victoria".
El premier israelí espera que Trump le dé un fuerte apoyo
contra sus enemigos de siempre: "Irán y sus aliados armados,
cada vez que intenten dañar al Estado judío".
Mientras tanto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)
continuaron realizando incursiones en la Franja de Gaza para
cazar a los milicianos de Hamás, pero también causando víctimas
civiles.
Según la defensa civil, los últimos bombardeos mataron al
menos a 18 personas, entre ellas cuatro desplazados que habían
buscado refugio en una tienda. Al Jazeera luego informó que uno
de sus camarógrafos murió después de un ataque en el campo de
refugiados de Nuseirat. (ANSA).