(ANSA) - ROMA, 16 DIC - En los primeros 11 meses de 2024, los
conflictos armados y los desastres naturales causaron en el
mundo 200 mil muertes y 117 millones de desplazados. Entre las
víctimas también se encuentran 283 trabajadores humanitarios,
que perdieron la vida mientras trabajaban en el campo para
llevar ayuda a las poblaciones afectadas por las emergencias.
La alarma la ha dado la organización humanitaria Cesvi -una
ONG italiana, fundada en 1985 y que cuenta con unas 30 oficinas
en todo el mundo-, que en una nota subraya cómo este año se ha
caracterizado por una dramática paradoja: "ante 300 millones de
personas al borde de la supervivencia, es cada vez más difícil y
peligroso para los trabajadores humanitarios llevar ayuda".
Actualmente, hay 56 conflictos armados activos en el
mundo, la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial, y
desde enero de 2024 hasta hoy se han producido más de 100
catástrofes naturales relacionadas con el clima, una cada tres
días, escribe Cesvi.
La ONG subraya que "es en "este panorama alarmante es que
los trabajadores humanitarios trabajan en primera línea todos
los días para ayudar a la población - en 2024 ya han llegado a
al menos 116 millones de personas - exponiéndose a riesgos cada
vez mayores para su propia seguridad".
"En el año en curso, 283 trabajadores humanitarios ya han
muerto en el terreno, más del doble que hace cinco años y cuatro
veces el número de víctimas registradas hace veinte años (56)",
afirma Stefano Piziali, director general de Cesvi.
En 2024, la guerra en Gaza fue la principal causa de
víctimas: al menos 178 trabajadores humanitarios murieron,
mientras que 25 murieron en Sudán y 11 en Ucrania.
"En muchas situaciones, como en Gaza, donde Cesvi está
presente desde 1994, el acceso a la ayuda está ahora seriamente
comprometido: los corredores humanitarios a menudo permanecen
bloqueados y los convoyes no pueden llegar a las poblaciones en
dificultades. Los operadores locales también viven en una
situación de doble vulnerabilidad: ellos mismos están
desplazados, pero también son responsables de las intervenciones
de ayuda", continúa Piziali.
Y añade que "también se dan situaciones muy peligrosas en
Ucrania, donde las zonas cercanas al frente son objeto de
continuos ataques" "La población civil, así como los
trabajadores humanitarios, se ven obligados a pasar largas horas
en búnkeres para protegerse de los bombardeos", graficó y
resaltó que Ucrania fue el país más violento, con más de 37.303
muertes. En el primer semestre de 2024, murieron tres personas
por cada nuevo nacimiento.
Por otro lado, el Cuerno de Africa se vio duramente
afectado por una prolongada sequía durante 2024, que provocó una
hambruna generalizada y desplazamientos masivos.
En Etiopía, Kenia y Somalia, 23 millones de personas
viven en condiciones de grave inseguridad alimentaria y
enfrentan escasez de alimentos y agua potable. "Alrededor de
8,25 millones de personas en Somalia necesitan urgentemente
ayuda humanitaria y millones de niños corren el riesgo de sufrir
desnutrición grave. Además, tras la sequía más larga de los
últimos 40 años, debido a inundaciones repentinas, miles de
familias ya desplazadas en el sur del país se vieron obligadas a
abandonarlo todo nuevamente", concluye Piziali.
Cesvi en ese país se ocupa del cuidado y nutrición de
recién nacidos y madres, mediante la administración de terapias
nutricionales que salvan vidas. (ANSA).