Por Rosanna Pugliese.
(ANSA) - BERLIN, 16 DIC - El canciller alemán, Olaf Scholz,
fue destituido por el Bundestag y los alemanes volverán a las
urnas el próximo 23 de febrero.
Un intenso debate parlamentario, casi una búsqueda de
culpables con recriminaciones cruzadas sobre la crisis económica
en la que ha caído la locomotora de Europa, allanó el camino
para la votación de la Cámara que puso fin al gobierno del
canciller, con un claro resultado en su contra.
Sin embargo, al final todo transcurrió según los cálculos de
Scholz: tras el resultado de 394 votos en contra, 116
abstenciones y 207 a favor, el canciller estrechó complacido la
mano de su vice, el verde Robert Habeck, y con visible alivio se
dirigió al presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier,
para solicitar la disolución de la Cámara.
El canciller deberá decidir en los próximos 21 días si se
convocan elecciones dentro de los próximos dos meses, algo que
se da prácticamente por hecho.
"Es la sexta vez que un canciller solicita la confianza del
Parlamento", comenzó Scholz en su discurso ante los
parlamentarios, acompañado por su esposa Britta Ernst, tras
recordar que en tres ocasiones previas Willy Brandt, Helmut Kohl
y Gerhard Schr”der lo hicieron para convocar elecciones
anticipadas.
"Este también es mi objetivo", añadió.
Luego lanzó un ataque contra sus antiguos aliados, apartados
del gobierno, tras el despido del ministro de Finanzas,
Christian Lindner: "Gobernar no es un juego, y se necesita la
madurez moral necesaria para hacerlo", afirmó con palabras que
una vez más sonaron demasiado duras para la oposición.
Pero los rivales tampoco se mostraron indulgentes con el
canciller. "Usted tuvo su oportunidad y no merece la confianza,
señor Scholz", declaró Friedrich Merz, líder de la CDU, quien
calificó como una "mera desfachatez" las declaraciones de
intenciones de Scholz, recordándole que también formó parte de
gobiernos anteriores y responsabilizándolo de la crisis que
atraviesa el país.
"Usted no sabe lo que dicen de usted en Europa en su
ausencia", añadió Merz, quien, según las encuestas, tiene muchas
más probabilidades de convertirse en canciller (de acuerdo con
el instituto Forsa, la CDU cuenta con un 31% de apoyo frente al
17% del SPD).
El enfrentamiento en el Parlamento, un anticipo de la
campaña electoral de los próximos dos meses, estuvo
completamente centrado en la crisis. "Una de las peores", según
Merz, quien propone cambiar el rumbo insistiendo en que los
alemanes trabajan demasiado poco.
Scholz, por su parte, tiene una receta diferente: reformar
el freno al endeudamiento y rechazar sin ambigedades la
austeridad.
"Todos aconsejan realizar inversiones públicas. ¨Se
equivocan todos? Si hay un país en el mundo que puede permitirse
invertir en el futuro, ese país somos nosotros", afirmó. Subrayó
también: "Los demás países del G7 tienen una deuda superior al
100% del PIB; nosotros estamos en el 60%. Este recurso debe ser
utilizado, y ahora".
Sobre este punto, Christian Lindner respondió defendiendo la
necesidad de que Alemania sea un modelo en la UE: "Si violamos
las reglas presupuestarias, se abrirán las compuertas de la
deuda en el resto de la Unión", advirtió, insistiendo en que "la
estabilidad de la moneda común debe ser una prioridad en nuestra
política".
Scholz también prometió un aumento adicional del salario
mínimo: "Cumplí mi promesa de llevarlo a 12 euros, y lucharé por
subirlo a 15". Además, reafirmó su postura sobre Ucrania:
Alemania seguirá siendo el mayor apoyo en Europa, pero "mientras
yo sea canciller, no se enviarán soldados alemanes", aseguró,
reiterando también su oposición al envío de misiles Taurus. Esta
posición es compartida incluso por partidos populistas, tanto
que tres diputados de la AfD votaron para que Scholz
permaneciera en el cargo. (ANSA).