Por Stefano de Paolis
(ANSA) - ROMA, 16 DIC - El reaparecido exdictador sirio
Bashar al Assad admitió que nunca pensó en dimitir ni huir, sino
que, por el contrario, se vio obligado a abandonar
precipitadamente su país en llamas por su histórico
aliado-protector, el Kremlin.
En su primer mensaje público tras la defenestración de su
régimen, el ex León de Damasco tira básicamente la toalla
porque, dice, Siria está ahora "en manos de terroristas",
mientras las cancillerías de medio mundo se organizan para
entrar en contacto con los nuevos amos del país, los rebeldes
victoriosos. Empezando por la Unión Europea, que anunció una
misión de sus diplomáticos.
"Cuando el Estado cae en manos del terrorismo y uno pierde
la capacidad de hacer una contribución significativa, cualquier
posición se convierte en algo sin sentido", afirmó al Assad en
un mensaje en el canal Telegram en el que aseguró, sin embargo,
que fue Moscú quien pidió para él "una evacuación inmediata a
Rusia, en la noche del domingo 8 de diciembre", después de que
ese día se hubiera trasladado a Latakia, donde Rusia opera una
base aérea estratégica en el país.
"Mi salida de Siria no estaba prevista", prosiguió el
expresidente, mientras su país parece más alejado que nunca de
Moscú, donde se refugió y, según varias fuentes, puede contar
con un tesoro de 250 millones de dólares.
Según el diario Financial Times, el exlíder sirio habría
enviado, de hecho, de forma premeditada, casi dos toneladas de
billetes de 100 dólares y 500 euros a Rusia entre 2018 y 2019.
Y hablando de dólares, paradójicamente, desde la caída del
régimen, la lira siria se revalorizó considerablemente frente al
billete verde: en vísperas de la caída de Damasco en manos de
los islamistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), el cambio en el
mercado negro era de 30.000 liras por dólar, es decir, el doble
que en los últimos meses, mientras que en las últimas horas la
divisa estadounidense cotizaba a 10.000 o 12.000 liras.
"En todos los países del mundo, la moneda local se hunde con
la caída de un régimen. Aquí parece ocurrir lo contrario",
señaló Raghid Mansour, propietario de una joyería en el zoco de
Damasco.
En tanto, Israel sigue bombardeando a toda velocidad todas
las infraestructuras militares del régimen depuesto para que no
caigan en manos de los rebeldes.
En 48 horas, son al menos 70 los ataques perpetrados por el
Estado judío, que al mismo tiempo sigue consolidando su dominio
sobre las alturas sirias del Golán que ocupa, suscitando las
críticas y condenas de muchos países, siendo los últimos en
orden de tiempo Turquía, Rusia y Alemania, mientras muchos
países expresaron su voluntad de dialogar con la dirigencia de
Hayat Tahrir al-Sham.
"He dado instrucciones a la cumbre diplomática para ir a
Siria y tomar contacto con la nueva dirigencia", anunció la alta
representante de la UE, Kaja Kallas, añadiendo que es importante
definir "qué otros pasos debemos dar si Siria va en la dirección
correcta".
En Madrid el ministerio de Relaciones Exteriores ha
comunicado que ha dispuesto la salida de un enviado especial
para Siria, que "reforzará nuestra embajada en Damasco", para
que "España se una a los países europeos que están teniendo
contactos con las nuevas autoridades".
La embajada de Qatar en Siria reanudará sus operaciones en
breve, al igual que lo hará la representación diplomática de
Irán.
Los Países Bajos miran aún más lejos, pero con cautela: "Es
pronto para levantar las sanciones al HTS", dijo el ministro de
Relaciones Exteriores, Caspar Veldkamp, agregando que "es
importante evaluar también las condiciones para las bases
militares rusas en Siria, porque queremos que los rusos salgan
del país".
Mensaje recibido por Kallas, quien luego afirmó: "Rusia e
Irán no deberían tener un papel en el futuro de Siria".
El presidente electo estadounidense, Donald Trump, en tanto,
apuntó la mira sobre Turquía, afirmando que Ankara, al apoyar a
los rebeldes, "hizo una toma de poder hostil, sin perder muchas
vidas". Pero no perdona a Assad, "un carnicero, por lo que hizo
a los niños". (ANSA).