(ANSA) - KIEV, 17 DIC - El servicio de seguridad de Kiev
(Služba Bezpeky Ukrayiny, SBU) continuará realizando "todos los
esfuerzos para expulsar a los ocupantes del territorio ucraniano
y poner fin a la guerra con nuestra victoria".
Era el 23 de octubre de 2023 cuando el jefe del SBU, Vasyl
Malyuk, pronunció esta frase. Hoy, los servicios secretos
ucranianos han asestado quizás el golpe más devastador al
enemigo con la muerte del general Igor Kirillov.
Pero desde el inicio de la invasión rusa, el SBU, junto con
la inteligencia militar del país (GUR) dirigida por el teniente
general Kyrylo Budanov, han complicado las cosas para el
liderazgo de Moscú.
Entre los principales asesinatos selectivos atribuidos al
SBU y al GUR, o confirmados por los propios servicios
ucranianos, se destaca el de Darya Dugina, hija del nacionalista
ruso Alexander Dugin, quien fue asesinada por una bomba activada
a distancia colocada en su coche el 20 de agosto de 2022.
Kiev nunca ha confirmado su implicación en este asesinato,
pero según el Washington Post habría sido el SBU quien la
eliminó, aunque según algunos observadores, el verdadero
objetivo de aquel atentado era su padre.
También en 2022, agentes del SBU habrían asesinado a Denis
Kireyev, un integrante del equipo negociador ucraniano acusado
de traición y culpable, según ellos, de haber divulgado
información a Moscú.
Asimismo, el SBU es sospechoso de haber eliminado al
conocido bloguero ultranacionalista prorruso Vladlen Tatarsky,
asesinado el 2 de abril de 2023 en un bar de San Petersburgo por
la explosión de una estatuilla cargada con más de 200 gramos de
TNT que le había sido entregada como regalo por una joven.
Sin embargo, en la historia reciente de los servicios
ucranianos no solo hay asesinatos selectivos y ataques contra
representantes rusos o espías ucranianos: el SBU y el GUR son
responsables de decenas de ataques y sabotajes en territorio
ruso, incluidos fábricas, instalaciones industriales y
militares, e infraestructuras civiles.
Por ejemplo, los espectaculares ataques de 2022 y 2023
contra el puente de Crimea, orgullo del presidente ruso Vladimir
Putin y símbolo de la anexión de la península por parte de
Moscú. Fue el SBU quien reclamó la autoría del ataque de julio
del año pasado, cuando dos drones marinos experimentales (los
"Sea Baby") cargados de explosivos se estrellaron contra la
estructura.
El primero fue ejecutado la mañana del 8 de octubre de 2022,
con un camión bomba que dañó gravemente el puente y provocó la
muerte de 5 personas.
Desde entonces, la acción de los servicios de Kiev ha
continuado. Por ejemplo, con los ataques del pasado diciembre
contra una línea ferroviaria rusa en Siberia, a miles de
kilómetros de la línea del frente.
O el ataque del pasado agosto, también con un dron marino
(cargado con 450 kilos de dinamita), contra el barco ruso
"Olenegorsky Gornyak", alcanzado en el puerto de Novorossiysk,
en el Mar Negro.
Unos meses antes, en septiembre de 2023, un dron marino
ucraniano del SBU había golpeado y dañado el buque lanzamisiles
ruso "Samum". Y al mes siguiente, el servicio dirigido por
Malyuk -sobre el que pesa una orden de arresto emitida por
Moscú- había reivindicado el ataque a la gran refinería de
petróleo Afipsky, en la región rusa de Krasnodar.
En enero pasado, otro ataque tuvo como objetivo una
refinería de petróleo rusa, esta vez en Tuapse, también en la
región de Krasnodar. (ANSA).