(ANSA) - TEL AVIV, 19 DIC - Israel desencadenó una tormenta
de fuego sobre Yemen en plena noche, como respuesta al
lanzamiento de dos misiles, derribados por la contraofensiva
aérea, reivindicada por los rebeldes chiitas pro-iraníes hutíes.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una serie de
"ataques dirigidos" contra "objetivos", incluyendo puertos,
centrales eléctricas, depósitos de combustible, barcos, entre la
capital Sana'a y la costa occidental, además del puerto de
Hodeida.
"Líderes hutíes, están advertidos: el largo brazo de Israel
también les alcanzará", dijo el ministro de Defensa, Israel
Katz, hablando por subterfugios al operador iraní.
Al menos nueve civiles murieron, según un balance de la
milicia yemení, que promete que los ataques continuarán y cuyo
portavoz, Yahya Saree, había reivindicado el lanzamiento de dos
"misiles hipersónicos" dirigidos a "dos objetivos específicos y
sensibles en la zona ocupada de Yaffa (nombre árabe de Jaffa)",
a las puertas de Tel Aviv. Interceptados, según FDI, justo fuera
del espacio aéreo israelí.
Y si Irán gritó "flagrante violación", Benjamin Netanyahu
dijo: "Los hutíes aprendieron y aprenderán golpeando la cabeza
contra la pared que quien ataca a Israel pagará un precio muy
alto".
Según el primer ministro israelí, "después (del fin de)
Hamás, de Hezbolá y del régimen de los Assad en Siria, los
hutíes permanecieron como el último brazo del Eje del mal de
Irán": una referencia al llamado eje de la resistencia
construido por Teherán y destrozado en los últimos meses de la
guerra.
En la Siria aún indefinida y penosa, sobre la que se
concentran temores y expectativas, por primera vez una
manifestación de mujeres invadió la calle de los Omeyas, en el
centro de Damasco, en cuya mezquita el nuevo líder Abu Mohammad
al-Jolani, dio su primer discurso como ganador.
La calle reivindicó los derechos de género, la democracia,
un estado laico y no confesional y teocrático, siguiendo el
modelo impuesto por los lobos talibanes afganos, que tiraron sus
ropas de oveja después de unos meses.
Precisamente de Al Yolani llegaron nuevas garantías en una
entrevista con la BBC, en la que en realidad se mantuvo algo
vago sobre el futuro interno, explicando únicamente que "un
comité de expertos jurídicos redactará la nueva Constitución".
Sin embargo, recordó que "Siria es muy diferente de
Afganistán y tiene tradiciones diferentes" y se mostró
partidario de la educación femenina, que, según dijo, ya está
garantizada en la provincia de Idlib, desde donde partió la
marcha triunfal hacia Damasco.
En cuanto a las relaciones con la comunidad internacional,
Al Jolani afirmó que los sirios están "agotados por la guerra" y
no pretenden "amenazar a los países vecinos ni a Occidente".
Según él, la nueva milicia-paraguas Hayat Tahrir al-Sham
(HTS) debería ser eliminada de la lista de organizaciones
terroristas por parte de la ONU, Estados Unidos, Unión Europea y
Reino Unido, porque "nunca atacó a civiles o áreas habitadas por
civiles".
Y Siria debería ser aliviada del peso de las sanciones
internacionales, porque, dijo el nuevo líder, "fueron hechas
para golpear al viejo régimen", mientras que "la víctima y el
verdugo no deben recibir el mismo trato".
Un deseo, este último, que encontró una primera línea en el
secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que aludió a la
posibilidad de levantar las sanciones contra Siria como "gesto
solidario".
"Debería haber al menos un primer gesto de solidaridad con
el pueblo sirio hasta que se cumplan las condiciones para la
eliminación de todas las sanciones", dijo Guterres, evocando la
"llama de esperanza" que se encendió en el incendio general del
Medio Oriente, con la caída del sanguinario régimen de Bashar al
Assad, y que "no se debe apagar".
De ahí la petición a Israel de poner fin a sus ataques
aéreos que violan la integridad y soberanía sirias.
Desde Estambul, donde reunió a los principales estados
musulmanes del D-8, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan,
invitó a unirse para aislar al estado judío, imponiendo
sanciones y alentando las acciones penales, sabiendo que se
dirige también a sus rivales directos, en primer lugar, Irán, al
que aspira a quitar la bandera de actor protagonista en Medio
Oriente tras el fracaso en Siria. (ANSA).