(ANSA) - CARACAS, 19 DIC - El gobierno de Nicolás Maduro
decidió cambiar el nombre del ministerio de Petróleo por el de
ministerio de Hidrocarburos, con la promesa de impulsar de este
modo una industria que marcha a media máquina, pese a que
Venezuela tiene unas de las reservas de energías no renovables
más grandes del mundo.
El anuncio lo hizo la vicepresidenta de Economía y
ministra de
Petróleo, ahora de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, haciéndose
eco de una decisión de Maduro.
El cambio es "con el propósito de dar un impulso especial
a la industria de los hidrocarburos", y crear y promover "una
nueva visión integral que abarca nuestras enormes reservas de
petróleo, gas, así como la petroquímica y la incorporación de la
inteligencia artificial para hacer más eficientes nuestros
procesos productivos", dijo la funcionaria.
Venezuela se ufana de poseer las reservas de petróleo más
grandes del mundo, con más de 300.000 millones de barriles, lo
que alcanzaría para atender por 1.000 años su mercado al ritmo
de producción actual.
La mayor parte de este crudo es petróleo extrapesado que
necesita costosos procesos industriales y enormes inversiones
para darle valor comercial.
También exhibe las octavas reservas probadas del mundo de
gas natural, libre y asociado a yacimientos petroleros. Pero es
uno de los países del mundo que más desperdicia y contamina con
este combustible, quemándolo a cielo abierto en los campos
petroleros porque no puede hacer nada con él, a falta de
instalaciones industriales para procesarlo.
Según Rodríguez, el cambio de nombre del ministerio es un
giro estratégico y "Venezuela mira el futuro con gran esperanza
porque somos un país potencia energética para el desarrollo
nacional".
La industria petrolera venezolana lleva años postrada por
falta de inversiones, corrupción y pésima gerencia, a lo que se
sumaron desde 2017 las sanciones aplicadas por Estados Unidos a
la comercialización de ese petróleo.
Pese a tener bajo el subsuelo esas enormes riquezas, el
país sufre una severa crisis energética que lleva más de una
década, y se caracteriza por escasez de gasolina, gas natural,
diésel y electricidad. También falta el agua corriente en
pueblos y ciudades porque las estaciones de bombeo sufren con
los constantes apagones y racionamiento de luz. (ANSA).