(ANSA) - BERLINO, 21 DIC - En Magdeburgo, y en el resto de
Alemania, es el día de dolor tras el atentado que se cobró la
vida de cinco personas, entre ellas un niño de nueve años, y
dejó heridas a otras 200.
El mercado estaba cerrado y las luces de la calle estaban
encendidas y centenares de personas depositaron flores y
peluches en un memorial improvisado cerca del lugar de la
tragedia.
A pocos metros de distancia donde reinaba la alegría y la
felicidad, por la noche miles de personas permanecieron bajo el
frío iluminadas por velas en la plaza de la catedral para una
vigilia conmemorativa en la que participaron el canciller Olaf
Scholz y el presidente Frank-Walter Steinmeier.
A lo largo del día, los habitantes de la ciudad sajona
depositaron velas, flores, tarjetas y juguetes para niños en la
iglesia Johanneskirche. "La Navidad terminó", admitió con
tristeza el concejal Ronni Krug. "Aquello que era un paraíso
invernal se ha convertido ahora en un lugar de pesadilla",
añadió un hombre que presenció la tragedia.
Los gestos de solidaridad han sido numerosos, empezando por
la donación de sangre, fundamental para los heridos, hasta el
punto de que el hospital universitario, en colaboración con la
Cruz Roja Alemana, decidió organizar también el lunes una sesión
extraordinaria de donación de sangre.
El luto llega también a los campos de fútbol. La Deutsche
Fussball Liga (DFL) anunció que este fin de semana se guardará
un minuto de silencio en todos los partidos de fútbol de las dos
primeras categorías de la Bundesliga en honor a las víctimas del
atentado.
Los futbolistas alemanes portaron brazaletes negros en
homenaje a las víctimas. "El fútbol alemán está consternado por
este ataque y en este momento difícil sus pensamientos están con
las víctimas y sus familias", dijo la DFL en un comunicado.
(ANSA).